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sábado, enero 26, 2008

- FAUSTO -




Versiones libres,

pero también muy respetuosas



Por Ernesto Schoo
Opinión La Nación



Diez o doce años atrás, el célebre director teatral alemán Peter Stein se dio el gusto de poner en escena el Fausto, de Goethe, íntegro. Hasta incluyó los textos obscenos del aquelarre en la famosa noche de Walpurgis, o noche de brujas, en las montañas del Harz, que el autor mismo, con su prudencia habitual y teniendo en cuenta los prejuicios de la época, suprimió de las ediciones corrientes.

Stein eligió un vasto terreno comunal en la periferia de Francfort, donde alzó una enorme estructura metálica con plataformas, pasadizos y escaleras, por los que el público discurría, siguiendo la acción según sus preferencias. Si alguien quería verlo completo debía concurrir varias veces, para lo cual se proveía de un abono, como los de la ópera y los conciertos.

Cada una de las acciones transcurría en una determinada escenografía, y tanto en ésta como en el vestuario, Stein (reconocido por sus tendencias innovadoras y la originalidad de sus puestas) se propuso no quitar una coma del original de Goethe y la total fidelidad a la época en que transcurre la historia. La consecuencia fue que, en tanto los críticos del resto de Europa cantaron loas a este Fausto colosal, sus colegas alemanes se enfurecieron y lo tildaron de reaccionario, retrógrado, anacrónico, dinosaurio y otros epítetos similares.

Se entiende: Alemania es el país europeo donde más fervorosamente se cultiva la experimentación, tanto en el teatro de prosa como en la ópera, con generosa ayuda estatal y absoluta libertad creadora. Como suele ocurrir, Stein se benefició de esa reacción: miles de personas quisieron comprobar qué había de cierto en los ataques, el Fausto viajó en gira triunfal por varios países y el director hasta lucró con la venta, años después, de la estructura metálica como chatarra.

La historia viene a cuento porque en los últimos tiempos, tanto aquí como en el resto del mundo, se multiplican las "versiones libres" de textos clásicos o no tanto, pero cuya frecuentación los ubica en el rango de tradicionales. Desde ya que el proceder es tan legítimo como el del compositor que escribe "variaciones sobre un tema de fulano". Cambian los estilos de escritura y de actuación, y nada ha cambiado más, en menos de un siglo, que la noción del transcurso del tiempo: el espectador de hoy exige razonables cortes y alteraciones en textos demasiado frondosos.

Todo está bien siempre que se respeten las intenciones del autor y no se traicione su esencia. En este sentido, hay buenos ejemplos recientes: la versión de Tartufo , de Molière, por Tito Cossa; la de Un enemigo del pueblo , de Ibsen, por Sergio Renán en el San Martín; la de La gata en el tejado de zinc caliente , de Tennessee Williams, por Oscar Barney Finn, uno de los grandes éxitos de la temporada 2007.

Pero otros hay, en la cartelera actual, que pueden provocar confusión en espectadores novatos o poco avisados, creídos de que asisten a un producto legítimo. Consejo de Perogrullo: prudencia, sentido común y, sobre todo, humildad. No sea que debamos coincidir con aquella burlona conclusión acerca de que la única vanguardia posible hoy sería la absoluta fidelidad a los textos originales.

viernes, enero 25, 2008

- RUIDO -





Los jóvenes y el ruido


Las sociedades del siglo XXI viven una permanente paradoja: buscan ansiosamente mejorar la calidad de vida de sus integrantes, pero, al mismo tiempo, hacen todo lo posible por destruirla. En la actualidad, un alto porcentaje de niños y jóvenes está expuesto a niveles de ruido que muchas veces sobrepasan los límites saludables. Escuchar música a altos niveles sonoros, por el uso indiscriminado de iPod, MP4 o discman, o por la concurrencia habitual a las discotecas, durante un espacio de tiempo prolongado, los expone cada vez más a probables pérdidas auditivas. Los especialistas sostienen que el riesgo de sufrir daños auditivos en este tipo de situaciones es grande y que los jóvenes de entre 16 a 25 años son los más expuestos a la contaminación sonora.

Los argentinos no estamos, lamentablemente, ajenos a esta realidad. Justamente, a esa conclusión llegaron el director del Centro de Investigación y Transferencia en Acústica (Cintra), Mario Serra, y la doctora Ester Biassoni, experta en psicoacústica del mismo centro, que depende de la Universidad Tecnológica Nacional, en Córdoba. Serra codirige un grupo multidisciplinario de investigadores del Centro de Alta Tecnología del Hospital de Córdoba y del Centro Piloto de Detección de Errores Metabólicos, de la Universidad Nacional de Córdoba, que ponen en práctica un programa de conservación y promoción de la salud auditiva adolescente. La aplicación de este programa comenzó en 2006, con la participación de 210 alumnos, de entre 14 y 15 años, de una de las principales escuelas técnicas de la ciudad de Córdoba, y continuó en establecimientos similares.

Con este programa se busca determinar la capacidad auditiva de los jóvenes mediante técnicas avanzadas de audiología, para probar su validez como predictoras tempranas de hipoacusia por exposición al ruido.

Los datos de este estudio y otros similares deben llamar la atención de los padres y de los educadores, en primer término, pero también de todos quienes tengan algún grado de responsabilidad con respecto a la población más joven sobre el alto riesgo en el que ésta se encuentra.

Así, un tercio de los adolescentes estudiados está expuesto a niveles dañinos de ruido, pero no está en condiciones de comprender la gravedad del caso. Por el contrario, la mayoría de las actividades de recreación juveniles se desarrollan en ambientes con altos niveles sonoros. Los responsables no son ya sólo los lugares donde se baila o los megarrecitales, o el hecho de tocar instrumentos musicales de gran potencia sonora como la batería; en la era de la tecnología digital, los MP3, MP4 y los iPod reivindican su protagonismo y ya hay algunos especialistas que empiezan a hablar de la "sordera del iPod". Con estos dispositivos se puede subir el volumen hasta los 100 decibeles (dB), el equivalente al ruido de un avión al despegar, sin que el sonido se distorsione. Pero los 85 dB son el límite entre la exposición "peligrosa" y "no peligrosa" a ruido continuo. El mencionado informe señala que, en discotecas de la ciudad de Córdoba, se muestran valores de entre 104,3 y 112,4 dB, con picos de hasta 119 dB.

Probablemente sea difícil convencer a nuestros jóvenes de que estas actividades a las que dedican tantas horas de su vida son ruinosas para su salud auditiva -escuchar música a más del 60 por ciento del volumen máximo y durante más de 60 minutos seguidos es arriesgarse a quedar sordo precozmente- y para su salud mental a largo plazo. Y decimos que es difícil porque la sociedad argentina suele vivir en ambientes donde la estridencia manda, porque gritar rinde más beneficios que sentarse a dialogar.

Sin embargo, no se puede dilatar mucho más el comienzo de campañas públicas para promover la prevención temprana de los posibles daños auditivos entre niños y jóvenes. Como lo hemos señalado en estas columnas editoriales muchas veces, ese debe ser un deber indelegable del Estado. Pero el resto de la sociedad no puede soslayar el compromiso de cuidar de sus niños y jóvenes. Los informes de nuestros investigadores pueden seguir alertándonos, pero las conductas reparatorias sólo podrán surgir de la sociedad en su conjunto.

miércoles, enero 23, 2008

- LIBRE EXPRESION -




Defensa de la libertad de expresión


Es una señal positiva que la Cámara de Casación haya anulado la condena a un mes de prisión que había impuesto, en 1998, la Corte Suprema de Justicia al ex director de la revista Humor , Tomás Sanz, quien había sido querellado por calumnias por el ex senador Eduardo Menem.

La decisión fue tomada por la Sala IV del tribunal penal -integrada por los jueces Gustavo Hornos, Alfredo Bisordi y Ana María Capolupo de Durañona y Vedia-, que consideró prescripta la causa, oponiéndose así al criterio que el año pasado había sostenido la Corte Suprema de Justicia. Según la Cámara de Casación, cuando la Corte confirmó en 1998 una condena pronunciada por la Cámara de Apelaciones en 1995, dejó vencer el plazo útil que tenía para dictar esa sentencia. Por eso, en un fallo dictado en diciembre último, los integrantes de la Sala IV afirmaron que se había producido la prescripción y absolvieron a Sanz.

La condena de la Corte, que en aquellos años estaba integrada por jueces de extracción menemista, había sido muy criticada, porque importó un serio retroceso para la libertad de expresión. Los hechos se originaron en 1991, cuando Humor , en una nota sobre casos de corrupción, afirmó que el ex senador Eduardo Menem tenía un depósito en un banco uruguayo, mencionó a un semanario uruguayo como fuente de esa información y, además, reprodujo la desmentida de Menem. Es decir que la publicación había cumplido sobradamente con todos los requisitos que establece la jurisprudencia más arraigada de la Corte para no responsabilizar a un medio de comunicación por sus publicaciones. Pero el máximo tribunal, desconociendo sus propios criterios, hizo igualmente lugar a la querella y condenó al periodista.

La discusión se planteó nuevamente, porque Sanz alegó que la ley 25.990, de 2005, había modificado el cómputo de los plazos de prescripción por lo cual, a su respecto, ésta era la ley más benigna. Pero, en 2006, aun cuando la Corte nacional tuvo la oportunidad de intervenir en la causa por segunda vez, la mayoría del tribunal, en un fallo dividido, no corrigió la decisión dictada ocho años antes y mantuvo en pie la condena. Uno de los fundamentos fue la cosa juzgada, que ya no permitía una nueva revisión de la sentencia. Ratificaron la sentencia Enrique Petracchi, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Carmen Argibay y el conjuez Alejandro Uslengui; se pronunciaron en disidencia Raúl Zaffaroni, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, que defendieron la prescripción y advirtieron que por ser "una causa vinculada con la libertad de prensa, excede el interés de las partes".

Ahora, el nuevo fallo de la Cámara de Casación declaró prescripta la causa y anuló la posibilidad de aplicar una condena.

Como muchas veces hemos destacado en estas columnas, la libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de la democracia y su suerte no puede quedar expuesta a procesos judiciales dilatados e inciertos que finalizan con sentencias que se dictan más allá de todo plazo razonable y legal. Considerada como una libertad estratégica, la plena vigencia de la democracia requiere el reconocimiento del espacio más amplio posible para la libertad de expresión y cualquier gobierno que intente silenciarla estará, en última instancia, socavando la esencia de la democracia que debería representar y ayudar a construir.

martes, enero 22, 2008

- FELLINI & ROTA -





Mágica y misteriosa sociedad


Federico Fellini y Nino Rota hicieron juntos más de 15 películas. Con motivo del lanzamiento de un CD que reúne la música de los films del director, Tutto Fellini (Acqua Records), esta nota recrea la relación entre ellos y rescata otros dúos memorables



Poco antes de los títulos de Ocho y medio , en la playa de Ostia, donde se levanta la astronave que montó para su película, el torturado Guido Anselmi asiste al desfile interminable de los personajes que poblaron su vida junto a las criaturas que iban a ser parte de ese improbable film. Presente y pasado, sueño y realidad, todo se mezcla para ofrecer al director en crisis -álter ego de Federico Fellini encarnado por Marcello Mastroianni- una suerte de redención, y a un clásico del cine, un final a toda orquesta. El elemento que funde esas dimensiones en una nueva, marca registrada del arte de Fellini, es precisamente una música de ritmo marchoso que le confiere a la escena la levedad de lo onírico y una atmósfera circense, una música que, como el cine del director italiano, tiene el don de conjugar alegría y tristeza, tragedia y comedia, empañándolo todo de una nostalgia irresistible.

El autor de esa partitura, Giovanni (Nino) Rota Rinaldi (Milán, 1911 - Roma, 1979), venía de una familia de músicos y había sido un niño prodigio admirado por D Annunzio y Toscanini. Tras haber estrenado su primer oratorio con apenas doce años, el chico iba encaminado a hacer toda una carrera como compositor de música clásica y cumplió ese destino con la escritura de casi diez óperas, cinco ballets e innumerables trabajos para orquesta que se siguen interpretando en las salas del mundo. Sin embargo, un encuentro de aspectos tan fantásticos e ilusorios como su música daría lugar a las melodías por las que sería recordado.

Fellini y Rota se conocieron a principios de la posguerra, cuenta Tullio Kezich en Fellini , una exhaustiva biografía del director que acaba de publicar Tusquets. "Un día, al salir de los estudios Lux, en Via Po, Federico ve al maestro en la parada de autobús. Le pregunta qué número está esperando y Rota le contesta; pero el que le dice no pasa por allí. Y mientras Fellini se lo explica, el autobús en cuestión, inesperadamente, llega. La anécdota es tan típicamente felliniana que parece mentira, y cifra muy bien el tipo de relación que director y músico mantendrán durante un cuarto de siglo: una relación empática, irracional, mágica."

Carlo Savina, músico que solía dirigir la orquesta que ejecutaba las partituras de Rota, afirmó que entre ellos no había desencuentros o discusiones. Mérito de Rota, persona angelical y siempre inspirada que supo interpretar la doble condición, entre festiva y melancólica, del espíritu felliniano, dice Kezich. Una pulsión que posiblemente compartía. En las 17 películas que hicieron juntos, que van de El jeque blanco (1952) a Ensayo de orquesta (1979), trabajaron de un modo bastante particular. A veces, en la sala de proyecciones, Federico se sentaba al piano junto a Rota y sobre el flujo de las imágenes que discurrían en la pantalla jugaban con distintos motivos, cruzando el gusto por los ritmos machacones y las tonadas pegadizas de Fellini con el bagaje académico y el talento melódico del compositor.





"Cuando le preguntaba qué motivo musical tenía en mente para comentar esta o aquella secuencia, advertía claramente que no miraba las imágenes: el suyo era un mundo interno, al que la realidad tenía pocas posibilidades de acceso", ha dicho de Rota el mismo Fellini. "Uno sentía su creatividad tan cerca que daba como una especie de ebriedad, la sensación de que la música la estuviera haciendo uno. Entraba en los personajes, en las atmósferas, en los colores de mis películas tan plenamente que los permeaba con su música."

Ecléctico, Rota era un músico que abrevaba en todas las fuentes y jugaba con materiales de las más variadas procedencias: la tradición italiana, el período clásico, las estridencias modernas de Stravinsky, pero también la música popular, sobre todo la canzonetta napolitana y el jazz . A veces se enamoraba tanto de páginas ajenas que insistía en dejar de manera definitiva piezas que habían usado como música provisional. En la música de La dolce vita , por ejemplo, el tema compuesto por Rota tiene reminiscencias de Mack the Knife , de Kurt Weill, al que habían apelado en un primer momento y que no pudieron conservar en la banda de sonido por una cuestión de derechos. Sin embargo, todo material sonoro que pasaba por las manos del músico acababa convertido en algo diferente que indefectiblemente llevaba su sello. La mayor parte de las veces, en piezas en las que una especie de música de kermesse o de feria, que denota la farsa de la vida, puede derivar sin escalas en una lírica frase de trompeta o de cuerdas que provoca un nudo en la garganta. Ligereza y emoción de la mano.

Hoy esa música (Acqua Records acaba de reunirla en un CD doble, Tutto Fellini , que recoge la banda de sonido original de las películas del director) se mantiene invicta sin necesidad de apoyatura visual pero, casi como acto reflejo, dispara en la mente escenas de films inolvidables. La triste melodía de La Strada remite al rostro angelical de Gelsomina, así como la música con aire de blues de Los inútiles devuelve a Alberto Sordi y sus amigos a su deriva sin remedio por calles vacías cuando la fiesta ha terminado, mientras que la perezosa tonadilla de Amarcord (otro "himno" felliniano) transporta al oyente al fuego de una hoguera en la plaza de una Rímini que ya no existe, o que tal vez nunca existió, y a las generosas caderas de la Gradisca.

La historia del cine ha dado varios ejemplos de esta relación de tipo simbiótica entre director y compositor, hecha de una correspondencia y un entendimiento casi absolutos. Un listado incompleto puede incluir a Sergio Leone y Ennio Morricone, Blake Edwards y Henri Mancini, Steven Spielberg y John Williams, pero sobre todo a Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann y a François Truffaut y Georges Delerue (ver aparte). Entre todos ellos, la pareja más fuertemente ligada en la memoria de los seguidores del séptimo arte posiblemente sea la que integran Rota y Fellini.

La música de uno y las imágenes del otro cifran, entre otras cosas, una nostalgia infinita por un tiempo ido. Hoy la vida ya no da ese tono. Esas partituras a veces cargadas de lirismo, por momentos de ritmo desvencijado, son un eco lejano que recuerda la medida humana de las cosas. Al escucharlas, así como cuando vemos algunas películas de Fellini, sentimos una doble nostalgia. La primera, por el tiempo que evocan. La segunda, por el tiempo en que esas películas y esa música reflejaban la vida.

Por Héctor M. Guyot
De la Redacción de LA NACION

domingo, enero 20, 2008

- FERROCARRIL -




Trenes bala y trenes eficientes


En tanto el gobierno nacional anunció con bombos y platillos el inicio del megaproyecto del tren bala que conectaría las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, los servicios ferroviarios suburbanos y los escasos de larga distancia concesionados siguen exhibiendo pésimos niveles de calidad y puntualidad.

Ya no cabe hablar de la gota que rebasó el vaso, porque el vaso de la paciencia de quienes son víctimas indefensas de estas irregularidades se ha desbordado muchísimas veces, hasta el extremo de provocar, el año último, más que agresivas reacciones de algunos usuarios.

Por citar apenas dos ejemplos recientes de esas deficiencias, el lunes último se quedó detenido en medio del campo, por un desperfecto, un convoy que corría desde Mar del Plata hacia la Capital Federal. La abrupta parada impidió el tránsito de otros dos y demoró el diagrama horario: el tren que debía salir a las 6.55 de Plaza Constitución con destino a la citada ciudad balnearia sólo pudo hacerlo pasadas las 11. Los pasajeros de las formaciones detenidas y retrasadas tuvieron que afrontar un auténtico calvario, dada la insuficiencia de las explicaciones y la falta de elementos para, por lo menos, hacer más llevadero el contratiempo. Además, según testimonios de los pasajeros, los vagones de las clases más económicas estaban en pésimas condiciones de higiene, con muchos de sus asientos en condiciones precarias y más de una ventanilla desprovista de vidrios.

Ese ejemplo resume ni más ni menos que las oprobiosas condiciones en que deben viajar quienes se movilizan por casi todos los ramales suburbanos. Justamente, el lunes último una locomotora que llegaba a la estación Santos Lugares para remolcar una formación allí detenida, se estrelló contra su último vagón, presumiblemente por una falla de los frenos, con el saldo de medio centenar de heridos.

Nuestro país progresó y se engrandeció merced a la vastedad y eficiencia de su red ferroviaria, cuyo tendido fue iniciado hace 150 años, en su momento una de las más importantes del mundo. Cientos de localidades se establecieron a la vera de sus trazas y prósperas actividades florecieron gracias al tráfico de pasajeros y cargas.

Aquella fisonomía es triste recuerdo de tiempos mejores. Sin ir más lejos, hoy en día alrededor de 400 pueblos bonaerenses se encuentran en una agonía casi irremisible, iniciada cuando el ferrocarril dejó de pasar por ellas -primordialmente las líneas de trocha angosta-, tratándose del único medio que tenían para intercomunicarse con las localidades cabeceras de sus respectivos distritos.

En estas alturas del siglo XXI ha quedado de sobra demostrado que ningún sistema de transporte puede monopolizar el mercado, de manera tal que todos y cada uno -terrestre automotor o por ferrocarril, aéreo y marítimo- deben complementarse para atender la demanda de manera correcta, ofreciéndoles a los aspirantes a viajar la posibilidad de elegir el sistema más conveniente o más de su agrado. Así pareció entenderlo el anterior gobierno nacional, al anunciar medidas que encuadró dentro de un proyecto de reactivación y recuperación ferroviarias.

Algo se ha avanzado, sin duda. Fueron resucitados el mundialmente conocido Tren de las Nubes, el Tren de las Sierras, el tren a vapor entre Viedma y Bariloche, los servicios entre las provincias del Chaco y de Santa Fe, y, mal que mal, los servicios entre Federico Lacroze y Posadas.

Así y todo, aún queda mucho por hacer, empezando por la proyectada reparación de las vías que permitirían rehabilitar los servicios entre Buenos Aires y Mendoza, y la definición del futuro de las líneas Belgrano Norte y Belgrano Sur. Ello sin contar que en el terreno de la reposición de material rodante, el Gobierno se ha limitado a comprar en Europa locomotoras y formaciones usadas, en ciertos casos más aptas para el descarte que para la utilización intensiva.

Se ha progresado, aunque no lo suficiente. Esto no desmerece la propuesta del tren de alta velocidad, que enlazará los tres centros urbanos más importantes del país, siempre y cuando los negocios que implica se ejecuten con plena transparencia y las autoridades también velen para que todas las líneas dispongan de trazas aptas, apropiados materiales de tracción y remolque e infraestructura acorde con la importancia de sus prestaciones. En otras palabras, que ofrezcan servicios en cantidad suficiente para satisfacer la demanda, cómodos, limpios y seguros en todo sentido.

El progreso debe ser bienvenido, pero sin dejar de tomar en cuenta que el conjunto de las medidas previstas para reactivar el ferrocarril deberían consagrar una política de Estado. De esa manera, las líneas concesionadas, pero no por ello liberadas de la fiscalización oficial, habrán de recuperarse y podrán atender sin inconvenientes y en forma debida la finalidad social de los trenes, no menos importante que su condición de medio de transporte veloz, confiable y poco contaminante.

viernes, enero 18, 2008

- HUMANOS DERECHOS -


El mundo y los derechos humanos


Después de una pausa procesal de casi seis meses, el Tribunal Especial de las Naciones Unidas que juzga al liberiano Charles Taylor por la responsabilidad que pudiera caberle en el conflicto armado interno que se desarrolló en Sierra Leona entre 1991 y 2002 acaba de reanudar las actuaciones.

Los fiscales actuantes presentaron testimonios vívidos sobre muertes y mutilaciones sufridas por civiles inocentes en ese país y sobre apetencias que aparentemente tienen que ver con el comercio de diamantes, que habría sido una de las lamentables razones del conflicto. Se trata de las primeras declaraciones prestadas por un total de 144 testigos que los fiscales se aprestan a presentar en un juicio en el que la sentencia de primera instancia sería dictada a fines del año próximo.

De esta manera, la comunidad internacional parece afirmar, una vez más, la voluntad de conferir vigencia absoluta e irrestricta a la protección conferida por el derecho humanitario internacional a los civiles inocentes (y a todos aquellos que estén comprendidos en esa protección), incluidos por cierto los conflictos armados internos. Ella deriva del artículo común 3 de todas las convenciones de Ginebra de 1949.

Esta protección absoluta ha sido expresamente reconocida, desde hace mucho tiempo, como válida para los conflictos armados internos, tanto por la Corte Internacional de Justicia en el caso "Nicaragua", decidido en 1986, en el que la extendió a las acciones de los llamados "contras", como por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el dictamen correspondiente al caso "La Tablada", de 1997, que confirmó que, de acuerdo con el derecho internacional, la protección a los civiles inocentes obliga de la misma manera a todas las partes en conflicto, sean ellas el Estado o sus agentes, o los movimientos insurgentes o disidentes, como los llama la Comisión.

Este es también, desde hace rato, el criterio adoptado por el propio Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, exteriorizado en casi dos décadas de distintas resoluciones relativas a los conflictos armados internos en la ex Yugoslavia, Somalia, Ruanda y Afganistán.

Lo antedicho evidencia que en el derecho internacional contemporáneo se ha plasmado inequívocamente una norma consuetudinaria según la cual las violaciones al derecho internacional humanitario en los conflictos armados internos son crímenes de guerra y, al propio tiempo, delitos de lesa humanidad a los que se les aplican las normas de las Convenciones de Ginebra antes aludidas, que -recordemos- son derecho interno en la Argentina desde mediados de la década del 50.

Queda claro entonces que no es posible sostener que una conducta prohibida por el derecho internacional no es, simultáneamente, una infracción penal. Menos aún, que en la letra de las convenciones de Ginebra se prohíba perseguir y sancionar dichas violaciones, lo cual es un verdadero despropósito.

Con sus constantes decisiones en casos como los que tienen que ver con la ex Yugoslavia, Ruanda, Uganda, Congo o Sudán, los tribunales penales internacionales no están haciendo más que reiterar la aplicabilidad de la protección de las convenciones de Ginebra de 1949 a los conflictos no internacionales.

La jurisprudencia argentina, sin embargo, no parece haber tomado nota aún de la existencia de todos estos precedentes, como lo reflejan algunos fallos tan cuestionables como el que acaba de sobreseer a integrantes de la agrupación Montoneros por un cruel atentado contra un comedor del Departamento Central de Policía, cometido en 1976.

jueves, enero 17, 2008

- REFORMA -



El olvido de la reforma política


Por Natalio R. Botana
Para LA NACION
Caricatura: Alfredo Sabat



En recientes declaraciones, Elisa Carrió recomendó organizar un foro de partidos políticos para impulsar modificaciones en el régimen electoral.

Es una propuesta que cae de madura para los intereses de la oposición. La renovación por mitades cada dos años de la Cámara de Diputados y del tercio del Senado, estipulada en la Constitución nacional, delimita un intervalo muy breve entre elecciones.

En el curso de un período, sólo el cincuenta por ciento del tiempo de un presidente no esta pautado por el ritmo que imponen los procesos electorales. Si a ello se suma la polémica suscitada por los comicios del año pasado en cuanto a la provisión de boletas para garantizar un acceso equitativo a todos los candidatos en los recintos donde la ciudadanía emite su voto, nos encontramos ante un cuadro que combina las presunciones de corrupción con la ineficiencia de un método anacrónico.

Lo que quedó demostrado en esas elecciones es que a mayor capacidad de recursos humanos y financieros para allegar boletas de votación, menor posibilidad de los otros partidos para hacerse presentes al momento del voto en un pie de igualdad.

Aunque esta hipótesis no se verificó en aquellos distritos donde hubo una competencia entre dos coaliciones políticas bien equipadas (por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Santa Fe), los datos que se han ido acumulando acerca de la falta de boletas en el Gran Buenos Aires deberían ser un aliciente para encarar la tantas veces postergada reforma electoral.

Convengamos en que la tarea no será sencilla, por varias razones. En primer lugar porque en cualquier proceso de reforma electoral el interés de la oposición entra en colisión con el interés del oficialismo.

La masa de boletas oficialista, siempre a punto y renovada, contrastó con la escuálida oferta de una oposición con escasa movilidad y pocos fiscales.

Se entiende, por tanto, que la idea de reemplazar estos mecanismos por una boleta única, en la cual figuren todos los candidatos, impresa y distribuida por la justicia electoral, logre la adhesión de quienes más han sufrido aquellas carencias.

El voto electrónico podría significar, asimismo, otra reforma viable, así como la selección de autoridades de mesa competentes y bien retribuidas.

Con sólo avanzar sobre estos aspectos circunscriptos (boletas únicas y autoridades) podríamos dar un paso hacia adelante para evitar el riesgo de una declinación en esa esfera sensible de la democracia que atañe a la transparencia del sufragio.

Sin embargo, las reformas electorales son apenas un sitio sobresaliente en un campo minado por criterios que subordinan la universalidad del Estado a las apetencias de los gobiernos.

Si los gobiernos, con sus diversas facciones, se confunden con el Estado y hacen uso y abuso de instituciones que deberían estar destinadas a toda la población, entonces cualquier reforma electoral que se emprenda podría reproducir, con sucesivas vueltas de tuerca, el mismo esquema de dominación.

Si bien este juego lo practica la red caciquil que en varios distritos intenta fabricar un voto útil a su designio, es preciso recordar que esos perturbadores de la libre voluntad ciudadana forman parte del Estado en sus tres niveles (en el nacional, el provincial y el municipal).

El Estado se convierte, de este modo, en la maquinaria electoral de un partido. No es instrumento de la sociedad al servicio del bien común, sino instrumento del gobierno al servicio de su interés particular.

Varios ejemplos históricos ilustran este dilema. En la literatura especializada se registra habitualmente el año 1832, cuando el Parlamento dictó en Inglaterra la primera reforma electoral inscripta en un largo proceso de extensión del sufragio.

Los expertos suelen destacar las modificaciones atinentes al tamaño de los distritos y a los procedimientos adoptados para convertir los votos en bancas, pero no subrayan con el mismo énfasis -al menos, en nuestro país- el hecho de que, un año más tarde, se hayan puesto en marcha en Inglaterra las primeras leyes para instaurar un servicio civil del Estado basado en el mérito, el concurso y la evaluación de los candidatos a ocupar cargos en la burocracia.

Sin servicio público no hay Estado que merezca el nombre de tal, del mismo modo que sin buenas leyes electorales no hay representación política que afiance la calidad de la democracia.

Como podrá observarse, están aquí en juego dos legitimidades: una que viene de abajo, a través de las elecciones, y otra que viene de arriba, mediante la articulación de los cuerpos profesionales y neutrales del Estado.

¿Habrá que seguir insistiendo en estos argumentos para percatarse, una vez más, del carácter invertebrado del Estado argentino?

Llevada a sus últimas consecuencias, esta manera espuria de agenciar el poder afecta directamente la base electoral de la democracia e impide cumplir con el cometido fundamental de garantizar la transparencia de los comicios.

Vista de cerca, se trata de una circunstancia que adquiere mayor dramatismo en la medida en que los gobernantes recientemente elegidos abren el cerrojo de un sistema de prebendas y protecciones recíprocas.

Ya sea que se ponga a descubierto el régimen de contratos, como ocurre actualmente en la ciudad de Buenos Aires, o que se intente en la provincia del mismo nombre distribuir tarjetas electrónicas para cobrar beneficios sociales sin intermediarios (algunos de ellos violentos), lo cierto es que, ante el ciudadano que vota y paga impuestos, el Estado emerge como un botín pronto a ser capturado por partidos, sindicatos u organizaciones ad hoc.

Esta imagen reduccionista, que por ser tal no toma en cuenta otras zonas del Estado mejor equipadas y más idóneas, debe ser disipada cuanto antes, porque nos hace mal a todos.

Por otra parte, si de ejemplos históricos se trata, es claro que la Argentina tiene sobrada experiencia en relación con las reformas electorales desde que, hacia los años veinte del siglo XIX, se disparó hacia el porvenir la promesa del sufragio universal.

Magníficos propósitos que fueron ratificados en la última centuria por las dos grandes leyes de reforma electoral, que estatuyeron primero el voto masculino secreto y obligatorio, y después el femenino.

No obstante, es prácticamente imposible para el historiador identificar un momento comparable que tuviese por cometido una reforma del Estado tan trascendente como sin duda fueron aquellas reformas. Las leyes electorales modificaron, en efecto, muchos comportamientos, pero el Estado quedó librado a un concepto de apropiación particular de sus recursos que se ampliaba en proporción al crecimiento de la participación electoral.

Hubo entre nosotros experiencias de todo tipo: de aumento, de reducción, de utilización del Estado para los fines más perversos y criminales.

En ninguna de ellas se logró, sin embargo, constituir un Estado en forma, apto para servir y no solamente para dominar. Hasta se llegó a desarrollar un estamento privilegiado con respecto al resto de la sociedad, mediante la estabilidad del empleo público.

Pese a las excelentes intenciones que animaban a los legisladores de mediados del último siglo, esta categoría laboral no pudo resolver para nada esas malformaciones. La estabilidad se convirtió, así, en una recompensa, no en un mérito.

Quizás estas consideraciones nos sirvan para entender que nuestra meta es una reforma política que abarque simultáneamente la reforma electoral y la reforma del Estado. Es hora, pues, de poner manos a la obra y nada mejor que habilitar este debate en el Congreso de la Nación para remontar, entre otros motivos, su alicaído prestigio.

miércoles, enero 16, 2008

- VACACIONES -



El abecé de las vacaciones

Por Nora Bär
La Nación



Las calles semivacías de Buenos Aires y el apabullante número de oficinistas, médicos, estudiantes, amas de casa, ejecutivos, escolares... en resumen, seres humanos de todas las edades que durante el resto del año se dedican a una miríada de ocupaciones, pero que en estos días pueden darse ese pequeño gran lujo de estar tendidos al sol sobre la arena atlántica o sumergidos en un baño de aire puro en cualquiera de los otros destinos turísticos de nuestro país están, en suma, dedicándose de lleno al tan anhelado dolce far niente que para la mayoría de nosotros resulta irresistible.

Por alguna extraña carambola genética, en mi familia no ocurre lo mismo: a pesar de que empleo todos mis argumentos de seducción, ni a mi marido ni a ninguno de nuestros cuatro vástagos les parece atractiva la idea de trasladarse a un lugar en el que la naturaleza se muestra en todo su esplendor.

En todo caso, si hay algo por lo que ese alejamiento del trabajo, la escuela o la universidad vale oro, es porque brinda la oportunidad de ponerse "al día" con una oferta editorial que se multiplica sin cesar. Y esto es particularmente cierto en el área floreciente de la llamada divulgación científica.

Basta con asomarse a una buena librería para advertir que nos esperan decenas de títulos, a cual más interesante y tentador. Desde la colección Ciencia que Ladra , dirigida por Diego Golombek, cuya última producción es Trasplantes de órganos y reconstrucción del cuerpo humano , escrito por el doctor Pablo Argibay, pero que incluye best-sellers como Matemática, ¿estás ahí? , de Adrián Paenza, o Sexo, drogas y rock and roll , del propio Golombek, más una larga lista de propuestas que recorren desde la biología de las hormigas a la física en la vida cotidiana.

Más allá de los clásicos como Carl Sagan, Stephen Hawking o Jorge Wagensberg, otras editoriales dedican parte de su catálogo a los libros de ciencia para público general, como Katz Editores ( Qué es el altruismo , de L. Dugatkin, A cada cual su cerebro , de F. Ansermet y P. Magistretti) y Tusquets ( La simetría y la belleza del universo , de L. Lederman y C. Hill).

Algunas obras son más exigentes, como Biotecnología , de la Universidad Nacional de Quilmes, y otras, cercanas a las vivencias de los adolescentes, como La física de los superhéroes , de J. Kakalios (Editorial Ma Non Troppo).

En el caso de los libros dedicados a los más chicos, antes de comprarlos la Asociación Nacional de Maestros de Ciencias de los Estados Unidos aconseja verificar si el autor es prestigioso, si el contenido es coherente, si las fotos e ilustraciones son fáciles de seguir, si el lenguaje es adecuado y si las experiencias sugeridas son seguras.

En fin, la lista de posibilidades es inagotable, pero queda claro que la lectura no tiene desperdicios: al final de cuentas, un libro nos llevará más lejos que cualquiera de nuestros viajes... En mi caso particular, leer en la playa sigue siendo un deporte insuperable. Aunque por ahora sólo sea algo así como un recuerdo del futuro.

martes, enero 15, 2008

- PITUFOS -



Los "Pitufos" festejan sus 50

años de vida invadiendo Europa



Los "Pitufos", los célebres duendes azules creación del dibujante belga Peyo, festejan sus 50 años de existencia con toda la pompa y serán objeto de una serie de homenajes en Europa, incluyendo una edición limitada de muñecos, la emisión de sellos postales y exposiciones.

Famosos en el mundo entero, los "pitufos" ("schtroumpfs", en el original en francés) aparecieron por primera vez en el álbum "La flauta de seis agujeros" publicado en 1958 en la revista Spirou por el dibujante "Peyo", cuyo verdadero nombre era Pierre Culliford (1928-1992).

En ocasión del 50 aniversario de su creación, los hombrecitos azules tendrán canciones de aniversario, muñequitos en edición limitada, una colección especial de vestimenta, la emisión de sellos postales y exposiciones.
"Durante este año festivo, veinte ciudades de Europa serán invadidas por los 'pitufos'", dijo este lunes a la prensa Véronique, la hija de Culliford, a presentar el "Euro Tour" organizado en forma cojunta con UNICEF.

Según Hendrick Coysman, presidente de IMPS, la empresa que tiene los derechos de los duendes azules y es controlada por la viuda de Peyo y sus dos hijos, la invasión "comenzará el 20 de enero y terminará en octubre".
Para ello, UNICEF (El Fondo de la ONU para la Infancia) distribuirá en toda Europa decenas de miles de muñecos en arcilla blanca de los "pitufos" para que los niños puedan decorarlos.

"La iniciativa culminará con la subasta de producciones gigantes de los 'pitufos' el 23 de octubre", fecha exacta en la que aparecieron los duendes azules en una aventura de otros dos famosos personajes de Peyo, "Johan y Pirlouit".
Tras aquel comienzo como invitados, los "pitufos" ganaron protagonismo adueñándose de una tira propia y vendieron más de 25 millones de ejemplares de historietas traducidas a 25 idiomas.





El éxito mundial les llegó gracias a los 272 episodios de dibujos animados para la televisión producidos en nueve años por los estudios norteamericanos Hanna Barbera.
En ocasión del 50 aniversario, un nuevo álbum, "Los pitufos y el libro que dice todo", será lanzado el 18 de enero con varias novedades, entre ellas la ausencia de "Papá pitufo", cuyo lugar será ocupado por el "pitufo sabio", y la multiplicación de personajes femeninos para acompañar a la hasta ahora única "pitufina".

Además, IMPS, que administra el catálogo de más de 3.500 páginas de historietas, quiere "relanzar" la veta cinematográfica mediante la coproducción de un filme con la compañía estadounidense Paramount y una serie de 26 capítulos para la televisión, indicó Coysman.

De su lado, una editorial belga y otra francesa, Les Editions du Lombard y Dargaud respectivamente, publicarán una colección pedagógica, mientras que en forma más clásica la revista Spirou pondrá en venta un número especial.

En cuanto a la palabra "Schtroumpf" con la que se conoce originalmente a los duendes azules, su creación se remonta a una cena entre los dibujantes Peyo y Franquin, en la que el primero dijo, indicando el salero, "Pásame la... el... schtroumpf!", provocando una graciosa respuesta de su colega.

Con este nuevo aniversario se renuevan los comentarios sobre sus motivos ocultos. Teorías malditas e hipótesis de conspiración fueron analizadas por investigadores de todo el mundo. Un repaso por las más importantes

Muchos son los mitos que encierran estos personajes azules. Detrás de su imagen, aparentemente inofensiva, se tejieron todo tipo de conjeturas, la mayoría de ellas que apuntaba a su origen satánico.

Según recuerda el sitio 20Minutos.es, los siete pecados capitales aparecen representados en las características de los pitufos más importantes. Así, el Pitufo Filósofo representaría la soberbia, Glotón la gula, Gruñón la envidia, Pitufina la lujuria, Perezoso la pereza y Fortachón la fuerza y la codicia.

Por otra parte, no fueron pocos los analistas que afirmaron que la comunidad de los Pitufos se asemeja a la utópica sociedad marxista, en la que no hay rastros visibles de las ideas de dinero, familia, religión e individualidad.

Asimismo, el símbolo del mal que representaría el sacerdote en Marx estaría encarnado en Gargamel, cuya casa es muy similar a una iglesia y su vestimenta a una sotana de monje.

Otra teoría que se difundió allá por los años 80, esta vez en México, decía que los personajes azules estaban malditos y asesinaban por las noches a los niños que estuviesen durmiendo en sus casas.

lunes, enero 14, 2008

- MAL EMPLEO -




Empleo informal,

un mal persistente



A pesar de los avances concretos registrados en la reducción del desempleo, aún persiste un notable porcentaje de ocupados informales o "en negro". Aunque para algunos pueda tratarse de una forma de disminuir la desocupación, la persistencia de esa modalidad laboral no es positiva, en especial porque, lamentablemente, más de una vez el Estado nacional, las provincias y los municipios apelan al recurso de tomar empleados con contratos que, tras varios años de vigencia, encubren una virtual e irregular relación de dependencia.

Uno de los aspectos más favorables de la gestión presidencial de Néstor Kirchner fue, precisamente, el empequeñecimiento del desempleo, mal que hasta ese momento impedía a vastos sectores de nuestra población atender sus necesidades más imperiosas y las sumía en el estado de angustia que esa precariedad implica. Casi un millón y medio de personas obtuvo trabajo a partir de la segunda mitad de 2003; otras 700.000 trocaron los subsidios provenientes de planes sociales por empleos de mercado y un millón de ellas encontró ocupación digna. Todo ese progreso redundó en la disminución en alrededor de 30 puntos del índice de pobreza.

Pero tales avances no incidieron con hondura en la baja de la informalidad laboral. Tanto es así que la actividad informal o en negro, tomando como referencia los empleos de mercado, sólo cayó -de acuerdo con un minucioso informe de SEL Consultores- del 42 al 39 por ciento. Y una muestra incompleta del Indec, la Encuesta Permanente de Hogares, que dejó sin cubrir ciudades importantes de nuestro país, admitió que el 40,9 por ciento de los ocupados lo son según la modalidad de informales.

No hay duda de que para quien penó, acaso durante largo tiempo, abrumado por la triste condición de desocupado, la posesión de un empleo informal o en negro hasta podría equivaler a alcanzar algo así como el paraíso. Sin embargo, ese aliento para poder enfrentar en mejores condiciones la lucha por la propia subsistencia no es ni puede ser una solución definitiva: sólo equivale a un paliativo, importante y eficaz, pero paliativo al fin.

Para el trabajador, el empleo en negro no deja de ser el disparador de una permanente sensación de precariedad laboral y de aprensión respecto de la continuidad de la reconfortante posesión de un empleo. La informalidad laboral lo margina de la normativa previsional, pues esos períodos de labor no le serán computados llegado el momento de gestionar su jubilación. Y por fin, el trabajo en negro excluye al empleado -o casi- de las obligaciones y beneficios incluidos en la legislación laboral.

Cabe coincidir, entonces, que llegados a este punto en que por cierto resulta ser notable, positiva y plausible la caída de la tasa de desempleo, habría que comenzar a encarar la "desinformalización" del trabajo en negro, incluyendo incentivos impositivos como los aplicados, por ejemplo, para la regularización del personal doméstico. La acción debería comenzar por crear oportunidades de formación y capacitación laboral para adultos, de manera que la baja preparación no sirva de excusa para alentar, justamente, el trabajo informal. Y después, fiscalizar a rajatabla el cumplimiento de las disposiciones que lo prohíben.

domingo, enero 13, 2008

- LA CORTE -






La nueva corte:


los fallos que renovaron el perfil del tribunal


En el año que marcó el final del proceso de renovación de la Corte, en 2007 el máximo tribunal del país mostró mediante sus resoluciones una mayor independencia del poder político


Por Laura Zommer
Enfoques – La Nación



La Corte Suprema de Justicia de la Nación con la que deberá convivir Cristina Fernández de Kirchner durante su mandato provocará sin duda más de un encono a la Presidenta, si el máximo tribunal del país profundiza el nuevo perfil que ensayó durante 2007.

La Corte, en cuya conformación definitiva Cristina tuvo mucho que ver al impulsar desde el Congreso la aprobación de una ley para reducir el número de miembros de 9 a 5, parece haber dejado de lado los dos modos tradicionales de respuesta que los expertos tanto critican a la Justicia argentina: el "pasivismo" y el "activismo indiscriminado".

En sus fallos, los jueces del máximo tribunal se cuidaron de tomar decisiones que concernieran a los otros poderes, pero no se mostraron dispuestos a tolerar o justificar sin más que se registren violaciones de derechos constitucionales por la inacción o impericia del Estado.

El tribunal tiene aún pendiente de resolución varios casos que podrían tener impacto político: la validez y los límites del dictado de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y demás facultades legislativas del Presidente de la Nación, la constitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura ideada por Cristina Fernández cuando era senadora, la incorporación del ex comisario Luis Patti al Congreso y el eterno -y gravísimo- problema de contaminación del Riachuelo son algunos de ellos.

El año que acaba de terminar fue clave para la Corte. No lo fue sólo porque concluyó su proceso de renovación, iniciado en 2002, al calor de la demanda popular de "que se vayan todos", ni porque el tribunal resolvió al menos una veintena de casos de trascendencia institucional y adoptó varias medidas a favor de una mayor transparencia (aunque aún adeuda muchísimas otras), sino también, y principalmente, porque se muestra dispuesta a jugar un rol más activo y relevante que en el pasado, algo saludable para el régimen institucional argentino, caracterizado por muchos como un sistema hiperpresidencialista.

Roberto Gargarella, profesor de las universidades de Buenos Aires y Torcuato Di Tella, celebra que la "nueva Corte" haya ensayado un tercer modo de respuesta, al que califica como "una luminosa novedad" en la historia judicial argentina. "Lo que han hecho los actuales jueces de la Corte en varios casos equivale a decir: «el problema que tenemos frente a nosotros es de naturaleza política y debe ser resuelto políticamente, pero ello no nos exime de actuar, porque el problema involucra graves violaciones de derechos humanos. Lo que debemos hacer es asumir nuestra responsabilidad institucional, ayudando a que los poderes políticos resuelvan de acuerdo a derecho»".

Este tercer tipo de respuesta no implica ni la retracción de la Corte de la política -de hecho, el año último, en varias ocasiones jueces del máximo tribunal y el ex presidente Néstor Kirchner o sus ministros se criticaron mutuamente y polemizaron en público- ni la imposición de sus propios criterios sobre el poder político. En coherencia con la nueva modalidad de respuesta, lo que hizo la Corte en varios casos fue convocar a audiencias públicas, reunir a los actores involucrados, pedir informes a los otros poderes o solicitar reportes u opiniones a especialistas.

Bajo esta lógica, la Corte decidió intervenir y promover una solución para la grave contaminación de la cuenca Matanza-Riachuelo en el caso "Mendoza" y en 2007 celebró cinco audiencias públicas, así como el año anterior lo había hecho en el caso "Verbitsky" con la intención de mejorar el pésimo estado de las cárceles bonaerenses.

También utilizó esta nueva modalidad de convocar y pedir respuestas a los poderes involucrados -la provincia de Chaco y el Estado nacional- en un caso impulsado por la Defensoría del Pueblo para que se garantice a las poblaciones indígenas, en su mayoría tobas, la provisión de agua potable, alimentos, transporte y comunicación.

Derechos sociales

Pero el máximo tribunal también resolvió, durante el año que acaba de concluir, varias controversias generadas por las llamadas normas de emergencia económica, dictadas por la crisis de 2001 (aunque aun tiene otras pendientes), y dijo que el derecho de vivienda es preferente frente al de los acreedores, además de convalidar nuevamente la pesificación de los depósitos.

Además, ordenó al Congreso y al Poder Ejecutivo Nacional que garantizaran la movilidad de los haberes previsionales de los jubilados y pensionados establecida en la Constitución (en el caso "Badaro") y mostró una acentuada sensibilidad ante reclamos de prestaciones sociales básicas de salud y educación, algo que en el pasado no había evidenciado.

"En estos y otros casos, la Corte empujó o favoreció la modificación de ciertas políticas públicas, pero evitó imponer remedios que pudieran afectar significativamente aspectos presupuestarios del Gobierno", opinó al respecto Roberto Saba, director ejecutivo de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC).

Desde la Corte, el ministro Eugenio Raúl Zaffaroni explicó a LA NACION los fundamentos teóricos de este cambio de rol. "Con la globalización, los Estados nacionales han perdido bastante poder y tienen poca capacidad de resolver la conflictividad social cuando ella necesita reformas estructurales. Entonces, es bastante común que los poderes propiamente partidistas del Estado deriven esa conflictividad a la Justicia. Pero lo máximo que puede hacer la Justicia es decir «hagan una política», aunque no determina qué política. Y aún así hay algunos que nos critican y dicen que esto constituye un activismo judicial".

Zaffaroni advirtió, al igual que los demás expertos consultados, que existe un peligro cierto de que la Corte, aún con su intervención, no logre resolver los conflictos planteados y frustre las esperanzas de los justiciables. "Si el Poder Judicial por una cuestión de indiferencia, narcisismo o protagonismo asume la solución de esos conflictos, está destinado al fracaso, y eso, sin duda, produce un desprestigio público. Las expectativas de la gente en la Justicia son superiores a sus posibilidades, sin perjuicio de todos los defectos que tenga el propio servicio de justicia. Este es un fenómeno mundial y no exclusivo de la Argentina."

Pero la Corte no sólo se concentró en 2007 en cuestiones vinculadas con dramáticos problemas individuales o violaciones de derechos sociales, sino que resolvió varios asuntos de índole institucional. Así, indicó a la cámara de Diputados que no puede rechazar el ingreso de un legislador electo con el argumento de su "inhabilidad moral" en el caso de Antonio Domingo Bussi y que debe respetar la decisión del electorado. De cualquier modo, Bussi no llegó a asumir, porque su mandato había concluido cuando se dictó la sentencia. La Corte tiene pendiente de resolución un planteo similar de Patti: habrá que ver si también deja pasar el tiempo de mandato antes de decidir.

Los ejemplos siguen: en el caso "Rosza", la Corte no convalidó el sistema de subrogancias de jueces diseñado por el Consejo de la Magistratura ante la gran cantidad de vacantes que hay actualmente en la Justicia nacional y federal, y también se pronunció sobre la distribución de la publicidad oficial. Sentó así un importante precedente para todos los gobiernos (incluido el nacional, que enfrenta un reclamo por discriminación de la Editorial Perfil), al sostener que el retiro de publicidad oficial del gobierno de Neuquén al diario Río Negro tras la publicación de información crítica constituye un supuesto de presión que afecta, de modo indirecto, la libertad de prensa.

Derechos humanos

El máximo tribunal reveló también un interés especial porque se mejoren las condiciones de detención en todo el país y se respeten las garantías de las personas sometidas a procesos penales, aunque para varios penalistas el caso "Minaglia" implicó un retroceso en materia de inviolabilidad del domicilio, porque se convalidó una orden de allanamiento judicial genérica.

La Corte ratificó también una clara posición respecto de la inconstitucionalidad de los indultos a los militares (con el caso "Mazzeo") y sostuvo lo mismo en la causa "López" respecto de los tribunales militares, porque no son independientes, ya que dependen del Poder Ejecutivo, que tiene vedada la aplicación de penas. El fallo motivó una reforma legislativa impulsada desde el Ministerio de Defensa.

"Algunas decisiones de la Corte muestran un cambio de rumbo en materia judicial respecto de lo que fueron las decisiones de los años 90. Esto se expresa no sólo en su forma de intervenir sino en la incorporación de los estándares de derechos humanos al análisis de los casos. Los fallos ponen en evidencia la voluntad de la Corte de posicionarse como un actor de peso, con capacidad de instalar temas en el debate público, desde una perspectiva de derechos", opinó Gastón Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

Para Chillier, otra cuestión positiva es que la Corte no sólo enfocó el tema de derechos humanos a las violaciones cometidas por el terrorismo de Estado. "Sus decisiones -precisó- se han dirigido también a robustecer o restablecer garantías penales y procesales, desprestigiadas desde varios sectores en los últimos años. Entre otras cosas, ha tomado intervención en la grave situación de las personas privadas de libertad [en los casos "Lavado" o "Gramajo"], ha promovido la efectividad del derecho de defensa [en "Schenone" o "Noriega", entre otros], así como el control de las detenciones policiales. En términos generales, esta Corte parece optar por un uso limitado y racional del derecho penal".

Más transparencia

El nuevo espacio institucional y el respeto social que busca tener la Corte no sólo se advierten en algunos de los fallos que dictó en el último tiempo sino también en varias decisiones de índole administrativa, la mayoría impulsada por el presidente del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti. Con posterioridad a una decisión similar del Consejo de la Magistratura que alcanza a los jueces de las instancias inferiores y después de ocho años de la sanción de la ley de etica pública, la Corte aceptó dar a conocer las declaraciones juradas de sus jueces. Lo hizo ante un pedido de LA NACION.

Además, a tono con diversas medidas tomadas en los últimos años con el objetivo de acercar la Justicia a la gente, creó en el Palacio de Tribunales una Oficina de Información Judicial y otra, impulsada por la vicepresidenta Elena Highton de Nolasco, de Violencia Doméstica, y reglamentó la celebración de audiencias públicas (en todo el año realizó seis). Y, con la intención de revertir las prácticas que la llevaron a acumular miles de expedientes y la voluntad de agilizar la resolución de los casos sencillos para concentrarse en los de mayor trascendencia, fijó límites para los escritos de las partes que se presentan ante la Corte (con un máximo de 40 páginas) y aumentó de 1000 a 5000 pesos el depósito que debe hacerse cuando se recurre en queja (en forma directa) ante el máximo tribunal.

Hay cuestiones pendientes, sin embargo. "Pese a que la Corte intenta abrirse a la ciudadanía, todavía queda una importante deuda por saldar para que sus decisiones sean cabalmente comprendidas y, eventualmente, se advierta su relevancia por parte de los interesados en conocerlas", observa Saba. Y añade: "Para lograr una mejor comunicación con los ciudadanos a quienes van dirigidas sus sentencias, sería deseable que la Corte insistiera en presentarlas con mayor claridad, intentando brindar una única y completa exposición de los hechos juzgados e identificando concretamente, en lo posible a través de una voz unificada, cuáles son las cuestiones que sus fallos resuelven en cada caso".

A contrapelo de lo que dijo Cristina Fernández en su discurso ante la Asamblea Legislativa y de lo que sería deseable para mejorar la transparencia y el compromiso ciudadano de los jueces, la Corte perdió la oportunidad de terminar con la prerrogativa de que los magistrados estén exentos del pago de impuesto a las ganancias. ¿Será 2008 el año en el que se termine con este privilegio? Si así fuera, con seguridad la medida ayudaría a avanzar en el camino de restablecer la confianza de la gente en la justicia argentina.

viernes, enero 11, 2008

- VERANO -



Verano al desnudo

Por Alina Diaconú
Para LA NACION



Existimos por lo real, pero vivimos por lo ideal.
Víctor Hugo


Esta es la época del año en que el cuerpo adquiere un protagonismo único e inusitado. Las vacaciones en contacto con la naturaleza o en medio del paisaje urbano, donde el asfalto se ablanda por las altas temperaturas, nos obligan al striptease de rigor. Nos liberamos del peso de las vestimentas cerradas y, según dónde nos encontremos, nos abrimos a la liviandad de las telas frescas, de la ropa sin mangas, de las bermudas, de los trajes de baño, de las sandalias.

Con la llegada del verano, nuestros cuerpos se liberan, sueltan amarras y cerrojos; los jóvenes entran en un juego exhibicionista propio de la edad. Las muchachas pasean sus barrigas al aire, los muchachos ostentan sus brazos tatuados, trabajados en los gimnasios.

El verano se convierte en sinónimo de desnudarse, de mostrar lo que durante el año permanecía oculto, de abrirse a nuevas sensaciones, a una sensualidad renovada. Es una ruptura con lo viejo, con lo antiguo, con lo convencional. Una suerte de rebeldía de los sentidos, en el que el cuerpo clama por su estrellato.

Y eso sucede no sólo con los jóvenes, sino con todos nosotros. Todos, de algún modo, entramos en esa necesidad corporal de aligerar la carga del año que concluyó con la apertura a una mayor libertad y creatividad y que, en cierta forma, representa la llegada de la temporada estival.

El cuerpo es primordial. Y siempre lo fue. Ya Montaigne, en el siglo XVI, anotaba en sus Pensamientos: “Tiene el cuerpo gran parte en nuestro ser, ocupa en él puesto muy principal; y así su estructura y composición son de muy merecida importancia”.

Sentados hoy a la mesa de un parador en la playa o en la de un bar cualquiera de la ciudad, advertimos prácticamente lo mismo: un incesante desfile de cuerpos que se muestran de las más diversas maneras, con más o menos originalidad en su ropa, pero siempre tratando de poner de relieve la belleza de sus atributos físicos. Las mujeres, las piernas, los pechos o la cola. Los hombres, la musculatura de sus tórax, de sus bíceps.

La piel , puesta en contacto directo con el sol, se vuelve también otro de los atractivos del cuerpo en verano.








Se nos ocurre que más allá de la desnudez del cuerpo que brega por liberarse de viejas estructuras para seducir, abrirse a nuevas sensaciones o porque sí, simplemente porque hace calor y necesita ventilarse, podríamos aprovechar esta ocasión para desnudar otros aspectos de nosotros mismos. Desnudar también nuestro yo interno. Liberarnos de aquellos aspectos que, a lo mejor, no nos gustan tanto de nosotros mismos y que Jung llamó “la sombra”. Y soltarlos, de la misma manera en que nos desembarazamos de los ropajes del invierno, de la vestimenta pesada, cerrada, que nos sofocaría en estos días de verano si la usáramos todavía.

“La sombra es la parte inferior de la personalidad –escribió Carl Gustav Jung en Recuerdos, sueños y pensamientos–. La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y otra vez, lo fuerza directa o indirectamente. Así, por ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y demás tendencias irreconciliables.”

Mirémonos por dentro. Quizás albergamos viejos rencores y odios, quizás estamos llenos de contradicciones, tal vez sea frecuente nuestra imposibilidad de perdonar, quizá nuestros impulsos nos lleven a estallar en enojos, ansiedades e iras con las que hacemos mucho daño a otros y que luego se nos vuelven en contra. Acaso no seamos coherentes entre lo que pensamos y pregonamos, y lo que practicamos. Acaso exijamos demasiado a los demás, y a nosotros mismos. “En nosotros radica el origen de toda posible maldad”, declaraba Jung. Todos esos aspectos nos oscurecen la vida. Son nuestra “sombra”. Y la sombra suele ser más grande que nuestro cuerpo. Parece un gigante que camina con nosotros. Pero si somos capaces de mirarla, de reconocerla, veremos que ella es una proyección de nosotros mismos. Es decir, que podemos quitarle poder y misterio, y peligro. Ahora, para eso será necesario hacer un minucioso análisis de conciencia. Desnudar nuestra personalidad, nuestro ego, del mismo modo en que desnudamos nuestro cuerpo. Capa tras capa, como quitando las camisas de una cebolla.

Y entonces, seguramente llegaremos a nuestra esencia, a nuestro cuerpo fundamental, básico, que no es material, porque es nuestro ser profundo, y ese ser es luminoso y libre, y perfecto. Y es tan real como nuestro cuerpo físico.

Entonces, a partir de ahí, de ese autoanálisis introspectivo y de los cambios subsiguientes podremos hacer mejor nuestros planes de futuro, nuestros proyectos, ver cuáles son nuestros sueños para este nuevo año, cuáles nuestros ideales. Qué cosas queremos llevar a cabo. Lo haremos así desde un corazón más abierto, desde una mente más límpida. Todo será más claro. Estaremos desnudos por dentro, sincerados con nuestro yo.

Alina Diaconú es escritora. Poemas del silencio es su libro más reciente.

jueves, enero 10, 2008

- ÑOQUIS -




Todos contra los "ñoquis"


Por Daniel Della Costa
Para LA NACION



De pronto los “ñoquis” han pasado a ser el gran tema. Y todo porque al jefe de gobierno porteño se le ocurrió la peregrina idea de hacerles la guerra. A la que promete sumarse Daniel Scioli y vaya a saber quién más. Porque acá se pone de moda el saco con dos tajitos o la liposucción y todos siguen la corriente. Lo que, más allá de las consecuencias de esta embestida antiñoqui, sugiere una pregunta: ¿por qué hoy se adjetiva del modo que se lo hace, con ese sabroso sustantivo de origen italiano, que designa a un sencillo bollito de harina y papa que, al fileto o a la putanesca, es deleitoso?

Se sabe que antaño también se lo usó fuera del plato, pero para amedrentar al rival. “Te voy a dar un ñoqui, te voy a dar”, solían decir los pibes mostrándole el puño al rival. Pero desde hace poco se lo aplica al tipo que sólo acude a su conchabo a cobrar, el 29 de cada mes, por forzada analogía con esa costumbre de servir ñoquis los 29 y poner bajo el plato unos pesos con la ilusión de que habrán de multiplicarse.

Ahora bien: siempre hubo empleados públicos que se ganaron el puchero sin trabajar. Pero que hoy se lance una cruzada para combatirlos sugiere que lo que alguna vez fue raro hoy, por alguna razón, es corriente. Y acá puede hablarse de dos razones. Una, que el escaso crecimiento que se arrastraba desde los 30, seguido por las nacionalizaciones de los cuarenta y los cincuenta, llevaron a la exacerbación de la empleomanía, ya que ni los organismos públicos ni las empresas del Estado se fijaban en sandeces tales como la productividad, la eficiencia y los límites presupuestarios. Y otra, que las privatizaciones de los noventa, sumadas a la crisis de hace unos pocos años, produjeron un doble y sentido efecto: la desocupación rampante y la búsqueda desesperada del empleo público como alternativa para salir del pozo. Así habría sido como, por ejemplo, en 20 años se duplicó la nómina salarial de los laburantes de la ciudad capital.

Todo aparentemente muy redondito, salvo por un detalle: ¿por qué la “ñoquimanía” no se detuvo, sino que, aparentemente, se exacerbó, durante estos años de crecimiento? Una respuesta: el crecimiento lo está midiendo el Indec. Otra, hay demasiados tipos que trabajan en un lado y cobran en dos, ya que nadie les avisó que se terminó la crisis. Y tres, los ejemplos que vienen de arriba no ayudan. Está bien que asumir la Presidencia un 10 de diciembre, en vísperas casi del tórrido verano porteño, es criminal. Pero tampoco le agrega ganas a los que ya vienen con extenuación crónica, el hecho de que la Presidenta, después de apenas una semana de trabajo, se haya tomado vacaciones y ahora ande proyectando irse a España para reunirse con el rey.

Es decir, nadie le pide que, con semejante clima, reme las ocho horas todos los días, pero verla entrar diariamente a la Rosada saludando a los granaderos hubiera ayudado a que quienes hoy ejercen de “ñoquis” experimenten, siquiera, algún cargo de conciencia. “Maestro –dijo el reo de la cortada de San Ignacio, mientras se daba aire con una vieja pantalla de cartón, de un tintorería nipona–, ¿usted sabe la energía que se ahorró preparando en Calafate y no acá el plan de canje de lamparitas? Porque allá, minga de aire acondicionado. Hasta le tienen que poner un braserito a los pies.”

miércoles, enero 09, 2008

- ACCIDENTES VIALES -




Una epidemia de accidentes viales


La principal causa de muerte de jóvenes de entre 15 y 19 años no pasa por el sida ni el cáncer ni cualquier otra enfermedad, sino por los accidentes de tránsito. En efecto, según el director del Departamento de Prevención de Heridas y Violencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes de tránsito matan en el mundo a 1,2 millones de personas cada año y 400.000 son jóvenes menores de 25 años.

Por desgracia, la Argentina no es ajena a esta epidemia mundial, sino todo lo contrario. Según un relevamiento de la organización no gubernamental Luchemos por la Vida, el año último volvió a ser récord por este motivo -más de 8000 personas perdieron así la vida-, a pesar de que oficialmente se lo anunció como "el año de la seguridad vial".

El nuevo año no comenzó de mejor manera. Basta recordar el trágico accidente ocurrido en la madrugada de anteayer en Arrecifes, que provocó cuatro muertos y veinte heridos.

De acuerdo con recientes estadísticas del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), la tasa de mortalidad en accidentes de tránsito aumentó a 28,5 cada 100.000 habitantes, lo cual representa un aumento sustancial si se tiene en cuenta que durante 2006 el índice había sido de 26,2. La tasa de mortalidad de la Argentina es la segunda más alta de América latina, sólo superada por México (28,9) y muy lejos de Venezuela (19,3), Brasil (18,5), Uruguay (17,2) y Chile (13,1). En realidad, todos los índices que divulgó el ISEV alarman si se compara 2007 con el año anterior. El de mortalidad subió el 10 por ciento; el de cantidad de lesionados graves, el 15,3 por ciento, y el de siniestros graves, el 21,4 por ciento.

Por su parte, Luchemos por la Vida, a partir de las estadísticas oficiales, lleva un recuento de la cantidad de muertos. Si bien son cifras provisorias, no dejan de ser espeluznantes, ya que, según los cálculos de la ONG, la cifra de 8014 personas fallecidas en 2007 implica un promedio de unas 668 víctimas por mes y un promedio de 22 muertes por día. Comparado con el año anterior, hubo 547 muertes más.

El 60 por ciento de los accidentes ocurre en la provincia de Buenos Aires, con 3134 muertos; la siguen Santa Fe, con 707; Córdoba, con 598, y Mendoza, con 423.

Los accidentes de tránsito tienen distintas causas. Los expertos afirman que cerca del 90 por ciento de éstos se producen por fallas humanas del conductor y señalan la imprudencia al conducir como la causa principal; a continuación están el exceso de velocidad, la ingesta de alcohol y otras drogas, y, finalmente, las deficiencias en las calles y rutas, y las fallas mecánicas de los vehículos.

Sin embargo, el fenómeno responde también a causas más profundas: una patológica actitud suicida en los conductores; características culturales; la deficiente planificación urbana, y el escaso mantenimiento de la infraestructura vial. Entre los rasgos culturales que son causales de accidentes de tránsito están la falta de conciencia vial, el manejo descuidado y la habitual falta de respeto hacia las normas de tránsito. Para el director del ISEV, Eduardo Bertotti, "nuestras autoridades crearon nuevas normas cuando el problema es que no se cumplen ni se controlan las vigentes. Para acabar con este flagelo hace falta una verdadera voluntad política. Se debe encarar la seguridad vial como política de Estado".

Las muertes y las lesiones a consecuencia de los accidentes de tránsito son absolutamente evitables. La experiencia de otros países y la opinión de los expertos indican que el problema debe ser enfrentado con diversas medidas necesariamente integradas, producto de una formulación previa de objetivos y políticas globales en torno del tema. Así, se requieren políticas orientadas a la educación de los automovilistas y choferes en general; al aumento de las exigencias en el momento de conceder las licencias de conducir; a incrementar la cantidad de multas para los conductores y peatones que violan las señales de tránsito, y a los registros con puntaje.

Si es necesario, se podría recurrir a la experiencia de otros países que, con conductas parecidas a las nuestras, han logrado, como España, bajar sus índices de accidentes de tránsito.

Es de destacar que el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, haya decidido prorrogar la emergencia vial en su provincia por seis meses porque "aún subsisten las circunstancias fácticas" que llevaron a su antecesor, Felipe Solá, a decretarla en enero de 2007. Como se recordará, se puede disponer, entre otras medidas, el arresto de los conductores que conduzcan alcoholizados o bajo los efectos de drogas, corran picadas, crucen una barrera sin derecho de paso o crucen tres veces con luz roja.

Es de desear que 2008 sea un año en el cual los argentinos empecemos a atacar esta enfermedad colectiva de raíz. La situación requiere acciones inmediatas, pues cada día que pasa hay más víctimas y pérdidas que lamentar.

martes, enero 08, 2008

- HOMBRES EN PUGNA -




Mariano Rajoy, al ataque


Por Joaquín Morales Solá
La Nación - Opinión

Caricatura: Alfredo Sabat


España ha entrado en los últimos sesenta días de la campaña electoral para elegir su gobierno nacional de los próximos cuatro años. Un clima político crispado, de renuencia al diálogo y a la construcción de consensos, parece enturbiar por momentos ese ejemplo de civilización política que tanto inspiró aquí el discurso de los argentinos, aunque esa inspiración se quedó siempre en un simple soplo local y nunca fue trasladada a los actos concretos.

Los principales candidatos a presidir el futuro gobierno español, el actual jefe de la administración, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del opositor Partido Popular, Mariano Rajoy, están al frente de fuertes organizaciones políticas, que ganan o pierden sólo por pequeños márgenes. Los dos han estado en Buenos Aires en las últimas semanas, tratando de conquistar a los más de 250.000 argentinos con doble nacionalidad que están en condiciones de votar en los comicios españoles. Hay muchos más hispano-argentinos, pero algunos no tienen aún edad para votar.

Rajoy y Rodríguez Zapatero vienen de contradictorias historias políticas. Rajoy era, en las elecciones de hace cuatro años, el candidato de la victoria casi cantada.

Este gallego simpático (nació en Pontevedra y estudió en Santiago de Compostela) debió, en cambio, enfrentar la derrota.

"Han sido cuatro años muy difíciles, porque mi partido estaba preparado para gobernar y tuvo que militar en la oposición", confiesa ahora.

Venía con fama de ser el más dialoguista de los dirigentes del Partido Popular y se convirtió en el más crítico opositor -hasta ofensivo, a veces- de Rodríguez Zapatero.

"Su política de diálogo con ETA y su decisión de ceder a las pretensiones autonomistas me apartaron de cualquier consenso con este gobierno", explica.

A su vez, Rodríguez Zapatero había ganado por un puñado de votos el liderazgo del PSOE y la mayoría política española, incluidos algunos dirigentes de su partido, lo imaginaban sólo como el futuro jefe de la oposición del eventual gobierno de Rajoy. Rodríguez Zapatero, un leonés enigmático y culto, admirador fanático de Borges, cuyos versos suele regalar como preciados tesoros, no sólo ganó aquellas elecciones, sino que mostró la garra suficiente para asirse al poder y no dejarlo ir.

Llegó a la Moncloa como el "hombre del talante" y de los acuerdos posibles, pero no le tembló el pulso para aplicar audaces leyes sociales o para cumplir en el acto con su promesa electoral de retirar las tropas españolas que José María Aznar había enviado a Irak.

Desde entonces, nunca pudo reconciliarse con George W. Bush, aunque tampoco nunca criticó en público al presidente norteamericano. Por el contrario, mandó a sus ministros a establecer una fluida relación con Washington. Esta misión fue posible, pero no la reconciliación entre los dos presidentes.

Rajoy toma ese entrevero para sacudir a Rodríguez Zapatero. "Me es imposible entender que el presidente del gobierno de España no pueda alzar el teléfono y hablar con el presidente de los Estados Unidos -dispara-. Esa distancia hay que borrarla rápidamente, para colocar a España en el lugar que le corresponde." Tiene la formación evidente de un hombre de Estado: poco le importan, en última instancia, las actuales encuestas sobre la impopularidad de Bush. Lo que le importa es la presencia de España en el mundo y, andando por esos carriles, casi no marca diferencias con su competidor cuando habla de América latina.

"Europa es muy pequeña y la Unión Europea tiene muchos problemas que atender: Rusia, los Balcanes, Afganistán, Irak, China y la India. ¿Quién debe ocuparse de América latina? España, sin duda", subraya.

Rodríguez Zapatero podría decir lo mismo. Pero Rajoy lo aguijonea: "Nunca más puede pasar lo de la última Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile. Al señor Hugo Chávez hay que pedirle respeto. No puede haber buena relación con alguien que lo maltrata a uno", señala.

Los problemas de fondo en la campaña electoral española son, sin embargo, dos. El trato con la organización guerrillera vasca ETA y las constituciones de las autonomías, sobre todo la de Cataluña.

"Es muy difícil un acuerdo con este gobierno sobre el caso ETA. Mi posición es muy clara: no se debe negociar, ni en privado ni en público, con los que matan. No después de la muerte." En rigor, todos los gobiernos españoles, desde Felipe González hasta Rodríguez Zapatero, pasando por Aznar, intentaron un acuerdo de paz con la organización terrorista. Todos fracasaron. La única (y no menor) diferencia en esta campaña es que la cuestión del terrorismo vasco forma parte del debate electoral; antes, todos los políticos habían apartado ese asunto de la competencia por el gobierno.

Rajoy enrojece de excitación y pierde su habitual calma cuando habla de las autonomías. "No puede haber constituciones autonómicas sin el consenso del Partido Popular y del PSOE. Es la única manera de defender la unidad de España. Rodríguez Zapatero está haciendo aprobar constituciones en alianza con partidos pequeños y autonomistas, y deja afuera al otro gran partido político español", lanza. Rodríguez Zapatero sostiene, por su lado, que el problema de las regiones y las autonomías siempre estuvo latente, sumergido, y que era, por lo tanto, peligroso si no lo atendían los políticos de Madrid. "Muy bien. Pero hagamos un acuerdo los dos grandes partidos para garantizar que España sea una sola", replica Rajoy.

Si de ser opositor se trata, Rajoy evoca con nostalgia los tiempos de Felipe González. "Yo participé de muchos acuerdos con él y sé que él no está de acuerdo con muchas cosas de este gobierno", hinca. ¿Con qué cosas, por ejemplo? "Con la ley de memoria histórica, por ejemplo", responde este hombre que no fue franquista ni fue perseguido por el franquismo. Su contraste con Rodríguez Zapatero consiste en que el abuelo del actual presidente del gobierno fue fusilado por Franco.

"Echemos página", responde Rajoy, que parece emocionarse: "No podemos olvidar fácilmente aquel momento único de la historia en el que un ex ministro de Franco, Manuel Fraga, firmó un documento de pacificación con un ex exiliado de Franco, Santiago Carrillo". Menta, sin nombrarlo, el Pacto de la Moncloa. Dice coincidir con la tesis de Felipe González, según la cual la transición española se asentó sobre dos columnas imprescindibles: amnistía y amnesia.

A pesar de todo, el Pacto de la Moncloa flamea desde siempre en la política argentina como un ejemplo perfecto que aquí nunca se siguió.

¿Qué sucede en España cuando por primera vez en 32 años se pone en discusión la figura del rey Juan Carlos? Rajoy vuelve al golpear: "No hay discusión sobre la figura del rey. Es el jefe del Estado y merece el respeto de todos; del mío, en primer lugar. Pero sucede que Rodríguez Zapatero abrió tantos pleitos al mismo tiempo que terminó afectando la figura del monarca".

Rodríguez Zapatero defiende con el mismo arrebato la figura y el papel del rey: "Nadie puede olvidar lo que el monarca hizo por la democracia española", suele repetir.

El monarca, cauteloso y equidistante de las luchas partidarias, sólo añora, dicen fuentes reservadas de palacio, los tiempos de Felipe González, el jefe del gobierno con el que mejor convivió durante catorce años, más de la mitad de su largo reinado.

lunes, enero 07, 2008

- CRISIS MUNDIAL -





La Argentina ante la crisis

financiera global




Aun no es posible precisar los alcances internacionales de la crisis originada en los Estados Unidos a partir del extendido default de las hipotecas de alto riesgo. El final de lo que puede calificarse como una burbuja inmobiliaria repercutió en el sistema financiero estadounidense y mundial mucho más de lo que podía preverse.

La formación de esa burbuja sólo se explica por el prolongado proceso de crecimiento de la economía norteamericana de los últimos diez años y por la fuerte confianza que hubo en el sostenimiento de esa tendencia. La liquidez del sistema financiero y las muy reducidas tasas de interés encontraron un destino atractivo en los créditos para viviendas. Esto alentó al público a tomarlos y a canalizarlos en la compra de inmuebles, impulsando la demanda y el aumento de sus precios de forma más acentuada que los de otros bienes.

La constante valorización inmobiliaria generó beneficios patrimoniales a los tomadores de los préstamos y tranquilidad a quienes los otorgaban, alentando el ciclo. Las entidades financieras emitieron bonos respaldados por esos créditos hipotecarios, colocándolos en otras entidades o en el mercado nacional e internacional. De esa forma restablecían su capacidad prestable y alimentaban el ciclo. Estas colocaciones alcanzaron una amplia dispersión en grandes bancos, no sólo de los Estados Unidos, sino también de Europa, Japón y otros países. Pero el aumento de la tasa de interés y el retroceso de los valores de las propiedades, en respuesta a la sobreoferta, revirtieron el círculo virtuoso.

Miles de tomadores de préstamos no pudieron hacer frente a sus obligaciones y la mora en las carteras de créditos hipotecarios subió fuertemente. Los bonos respaldados por estas carteras se desvalorizaron y esto comprometió la situación de los bancos, muchos de ellos importantes y con casas matrices en distintos países. La globalización se expuso de esa forma como una vía en los dos sentidos: se extendieron los beneficios, pero también ahora las consecuencias de los problemas originados en países centrales.

La Reserva Federal y el Banco Central Europeo han actuado con rapidez inyectando cuantiosos fondos en los sistemas para darles liquidez y evitar derrumbes que pudieran extenderse como una suerte de efecto dominó. Con ello han evitado consecuencias mayores, aunque no han impedido que muchos bancos enfrentasen problemas de solvencia y hayan tenido que recurrir a vender activos o enajenar parte de su capital. Tampoco se ha podido evitar el impacto macroeconómico que se está traduciendo en una reducción del ritmo de crecimiento de la economía estadounidense y también de la de otros países desarrollados.

La Argentina no está exenta de sufrir las repercusiones de esta crisis internacional, pero hay una justificada expectativa de que sus efectos sean menos sensibles que los ocasionados en otros países. El aumento de la tasa de interés y la búsqueda de destinos más seguros para los flujos financieros son ciertamente una mala noticia para nuestra economía, pero estos efectos están más que compensados por el incremento notable de los precios internacionales de los productos agrícolas y minerales. En el caso de los alimentos, que componen una parte sustancial de nuestras exportaciones y en los que nuestro país tiene aún enorme potencial, el aumento de los precios parece perdurable. El ingreso de millones de personas en dietas alimentarias mejores en China, India y otros países está presionando estructuralmente la demanda. Además, el persistente aumento del precio del petróleo y razones estratégicas están orientando una parte de la producción agrícola a la elaboración de combustibles. Hay fundamentadas razones para proyectar un ciclo largo de buenos precios agrícolas.

De todas maneras, la economía argentina dependerá en gran medida de sus políticas internas. Nuestro destino estará más relacionado con el control de la inflación, junto a la eliminación de las distorsiones de precios ocasionadas por los controles y congelamientos. El costo interno del capital y el aumento de las inversiones responderán en mayor medida a la reducción de los riesgos propios y a la recomposición de las relaciones financieras con el mundo que a las turbulencias internacionales.

En resumen, la crisis internacional de las hipotecas sin duda importa en el marco dentro del cual deberá moverse nuestro país, aunque su efecto debería más que compensarse por los excelentes precios agrícolas. La escalada internacional del precio del petróleo debería ser tomada como una oportunidad para la Argentina, sólo aprovechable si se revisa radicalmente la errónea política de precios y retenciones aplicada a la producción hidrocarburífera. De cualquier forma, el futuro de nuestra economía estará condicionado a la seriedad e idoneidad de nuestras propias políticas.

domingo, enero 06, 2008

- SOBRESEIMIENTO -




El sobreseimiento de los montoneros


En una sentencia cuyos fundamentos sorprenden por su ligereza, la Sala I de la Cámara Federal porteña dictaminó que los crímenes cometidos por miembros de la agrupación terrorista Montoneros no pueden ser considerados delitos de lesa humanidad, por lo que se encuentran prescriptos.

Los camaristas Gabriel Cavallo, Eduardo Freiler y Eduardo Farah confirmaron, así, un anterior fallo de la jueza María Servini de Cubría y rechazaron el intento de Hugo Briazzo, sobreviviente de un atentado cometido por la organización guerrillera, por reabrir la causa judicial contra siete montoneros a quienes se les imputó el hecho, entre quienes se hallaban Mario Firmenich y Horacio Verbitsky.

La Cámara Federal admitió que el atentado cometido el 2 de julio de 1976 contra un comedor del Departamento Central de Policía, que causó 24 muertos y numerosos heridos, era un "suceso aberrante" causante de un "daño inconmensurable", pese a lo cual no puede "subsumirse" dentro del derecho penal internacional, por no constituir un delito de lesa humanidad ni un crimen de guerra.

Los argumentos de la sentencia provocan desazón respecto de la calidad de nuestros tribunales y hasta sospechas acerca de su imparcialidad.

Para descartar la existencia de crímenes de lesa humanidad, el fallo esgrime equivocadamente que éstos sólo pueden ser cometidos por quienes actúan en representación del Estado, o de una organización que, controlando un territorio, posea además poder político, lo que no es ciertamente así. Para dejar de lado la posible calificación de crímenes de guerra, sostiene que la acción de los montoneros no tuvo ni la duración ni la intensidad necesaria para poder conformar un "conflicto armado interno", y que apenas configuró tensiones internas o disturbios sin mayor gravedad, prueba de lo cual -sostiene- fue el hecho de haber sido la organización terrorista derrotada en "todas las acciones de envergadura emprendidas", lo que supone reconocer la envergadura singular de las operaciones terroristas de los montoneros, de las que el atentado investigado es una prueba evidente. Finalmente, admitiendo su propia e injustificable "confusión" respecto de la posible calificación de terrorismo, concluye que en nuestro país el terrorismo es, en todo caso, un fenómeno no tipificado; algo que, frente a los compromisos asumidos por el Estado argentino frente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es una admisión tan equivocada como peligrosa.

Llama poderosamente la atención que la sentencia ignore lo decidido por la justicia penal internacional en el caso "Celebici", que confirmó que la protección a todos los civiles inocentes dispuesta por el Artículo 3 común de todas las Convenciones de Ginebra (conocido como "Cláusula Martens") debe tenerse como una norma de aplicación obligatoria en todos los Estados que, como la Argentina, suscribieron la Convención de Viena sobre los tratados internacionales. Esa protección absoluta no puede dejar de aplicarse a los conflictos armados internos, como el de la década del 70.

También ignora el fallo que el pretendido requisito de "reconocimento de beligerancia" dejó de usarse desde la Guerra Civil Española; que no hay justificación alguna para conferir trato diferente a las atrocidades cometidas en un conflicto interno y las que ocurren en un conflicto internacional y que es imposible sostener que una conducta expresamente prohibida por el derecho internacional no conforma un delito nacional.

La sentencia tampoco advierte que existe el deber para el Estado de perseguir los crímenes cometidos en los conflictos internos y que la existencia de un "conflicto armado interno" debe ser determinada por los tribunales en función de un análisis serio de la intensidad del conflicto, de su duración y del grado de organización de las partes, lo que no ha sido hecho.

Ningún requisito formal puede exonerar responsabilidades por haber violado la prohibición absoluta de atentar contra civiles inocentes o personas "fuera de combate". Los crímenes de guerra pueden ser cometidos por civiles, combatientes o no y, respecto de ellos, no es de aplicación el requisito de que formen parte de "un ataque generalizado y sistemático contra la población civil".

Un elemento que importa a la hora de considerar si un delito debe ser considerado de lesa humanidad, y por ende imprescriptible, es que los ataques efectuados por los grupos terroristas de los años 70 rara vez se llevaban a cabo por un motivo de índole personal contra un individuo determinado, sino por su pertenencia a un grupo, la mayoría de las veces sin que los guerrilleros conocieran siquiera la identidad de las víctimas.

Ignora el fallo también que no pocos miembros de la agrupación Montoneros, si bien no representaban al Estado, se sirvieron de cargos públicos durante el gobierno peronista iniciado en 1973, además de recibir financiamiento de gobiernos extranjeros.

Nada de esto ha sido tenido en cuenta por una decisión judicial que ciertamente no estuvo a la altura de las circunstancias. Cabe esperar que las instancias superiores que aún falta transitar analicen estas cuestiones como lo exige la justicia y lo reclama la historia.

La reconciliación de los argentinos exige que la memoria de los trágicos sucesos ocurridos en los años setenta sea asumida en forma integral y no fragmentada.

sábado, enero 05, 2008

- AHORRAR ENERGIA -




El plan para ahorrar energía


Hacia fines del año que acaba de concluir, el gobierno nacional puso en marcha el Programa de Uso Racional y Eficiente de la Energía (Pronuree), con la modificación del huso horario en todo el territorio nacional. En el futuro inmediato se prevé la distribución gratuita de cinco millones de lámparas de bajo consumo para ser usadas en los hogares y el reemplazo de luminarias de alumbrado público con similar criterio. Se instrumentarían, además, incentivos crediticios para quienes adquieran electrodomésticos de consumo reducido. El objetivo del programa es lograr un ahorro del 6 por ciento en el consumo de energía eléctrica.

En función de las carencias en el suministro de energía eléctrica en los días calurosos de este verano -evidenciadas con los cortes de luz que en estas horas está sufriendo casi todo el país- y de la necesidad de plazos prolongados para incrementar la capacidad de generación, el propósito de ahorrar energía se torna imperioso.

El plan tiene algunos aspectos positivos. Debe destacarse el reconocimiento más manifiesto de que existe una crisis energética. Hasta ahora, las autoridades nacionales se habían resistido a reconocer abiertamente esta situación. Algunas medidas, como las ahora adoptadas, habían sido analizadas y propuestas desde hace al menos cuatro años. Deben ponderarse también positivamente los conceptos propuestos de racionalidad y eficiencia en el uso de la energía, aunque el adelantamiento de la hora ha generado protestas en las provincias del Oeste que tienen un fuerte fundamento en su impacto sobre los hábitos sociales.

Sin embargo, una visión más abarcadora del problema lleva a considerar la insuficiencia de las medidas encaradas. El 6 por ciento de ahorro, aunque ponderable, apenas alcanza para cubrir el crecimiento del consumo en menos de un año y sería casi equivalente por ejemplo, a la merma de generación recientemente provocada por la falla de un transformador en la Central Puerto.

La crisis eléctrica se ha originado en la insuficiencia de oferta por la ausencia de inversiones durante siete años. La causa principal ha sido la intervención gubernamental en el sistema de precios, tanto mediante congelamientos de tarifas como por medio de desmesurados derechos de exportación. Es, en esencia, el mismo origen que ha determinado faltantes en la provisión de gas y el que está llevando al país a la pérdida del autoabastecimiento de petróleo cuando su precio internacional toca los 100 dólares por barril.

Sólo una recuperación de la rentabilidad y la confianza, que alienten la inversión en generación y en el refuerzo de las redes de transmisión y distribución, permitirá resolver la crisis eléctrica que vivimos.

En ámbitos oficiales se sigue sosteniendo que las empresas no han invertido desde mediados de la década del 90. Probablemente por razones ideológicas se intenta desvirtuar el impulso que las privatizaciones le dieron al sector energético y, además, desvincular los congelamientos tarifarios del origen de la crisis. El Enargas, en su momento, informó que las empresas del sector habían cumplido con las obligaciones pactadas hasta 2002. Desde la devaluación con pesificación y congelamiento de las tarifas, los observadores independientes vienen advirtiendo sobre la problemática situación de las empresas privatizadas de servicios.

El Gobierno apostó a que, mediante subsidios e inversiones con fondos fiduciarios de origen básicamente tributarios, se pudieran neutralizar los efectos. Pero esto no ha funcionado en el mercado del gas ni en el eléctrico, estando ambos intrínsecamente relacionados. A pesar de las fuertes reducciones de las exportaciones de gas a Chile, las centrales eléctricas y las industrias han sufrido restricciones de suministro, que se han manifestado con fuerza creciente desde 2004, durante los inviernos. El uso de fueloil o gasoil a un precio mucho mayor implica crecientes erogaciones fiscales cuando es compensado por el Estado, o mayores costos cuando deben solventarlo los propios productores.

El Pronuree reconoce como antecedente el PURE (Programa de Uso Racional de la Energía), que persiguió reducir el crecimiento del consumo de electricidad mediante un plan de premios y castigos tarifarios sobre los consumos residenciales que superaran los registros del año anterior. Hoy se reconoce la relativa ineficacia de aquel programa. Tal vez haya tenido mayor impacto sobre la demanda eléctrica de redes públicas la disposición adoptada hace más de un año de que los consumos industriales adicionales se resuelvan con autogeneración. La incorporación de grupos electrógenos propios en fábricas ha cobrado importancia, como se deduce de la información sobre importaciones.

Este hecho se refleja también en la disminución en los últimos meses de la tasa de crecimiento de la demanda eléctrica a las redes. En noviembre último esa tasa fue de apenas el 3% respecto del mismo mes del año anterior debido a la reducción de las compras de industrias, mientras que la producción manufacturera creció a un ritmo superior al 8 por ciento. Esta sería, a la vez, una buena y una mala noticia. Por el lado positivo, estaría contribuyendo a un alivio en la crisis; por el negativo, mostraría ineficiencia y costos crecientes en relación con un sistema energético racional. Además, el fuerte aumento de la autogeneración está demandando consumos crecientes de gasoil y provocando por ese lado dificultades en el suministro de este combustible a las estaciones de servicio.

Los programas de ahorro de energía deben ser bienvenidos. No obstante, la solución estructural de la crisis debe pasar por la recomposición del marco institucional y económico del sector y por el aliento a la inversión privada. Una estructura de precios realista y que refleje los costos es el camino idóneo para reducir los consumos superfluos e incentivar el crecimiento de la oferta. La verdadera inteligencia aplicada al problema será aquella que lo logre, atendiendo a la vez la amortiguación de los efectos sociales de corto plazo que puedan derivarse de las verdaderas soluciones estructurales.

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