miércoles, enero 16, 2008
- VACACIONES -
El abecé de las vacaciones
Por Nora Bär
La Nación
Las calles semivacías de Buenos Aires y el apabullante número de oficinistas, médicos, estudiantes, amas de casa, ejecutivos, escolares... en resumen, seres humanos de todas las edades que durante el resto del año se dedican a una miríada de ocupaciones, pero que en estos días pueden darse ese pequeño gran lujo de estar tendidos al sol sobre la arena atlántica o sumergidos en un baño de aire puro en cualquiera de los otros destinos turísticos de nuestro país están, en suma, dedicándose de lleno al tan anhelado dolce far niente que para la mayoría de nosotros resulta irresistible.
Por alguna extraña carambola genética, en mi familia no ocurre lo mismo: a pesar de que empleo todos mis argumentos de seducción, ni a mi marido ni a ninguno de nuestros cuatro vástagos les parece atractiva la idea de trasladarse a un lugar en el que la naturaleza se muestra en todo su esplendor.
En todo caso, si hay algo por lo que ese alejamiento del trabajo, la escuela o la universidad vale oro, es porque brinda la oportunidad de ponerse "al día" con una oferta editorial que se multiplica sin cesar. Y esto es particularmente cierto en el área floreciente de la llamada divulgación científica.
Basta con asomarse a una buena librería para advertir que nos esperan decenas de títulos, a cual más interesante y tentador. Desde la colección Ciencia que Ladra , dirigida por Diego Golombek, cuya última producción es Trasplantes de órganos y reconstrucción del cuerpo humano , escrito por el doctor Pablo Argibay, pero que incluye best-sellers como Matemática, ¿estás ahí? , de Adrián Paenza, o Sexo, drogas y rock and roll , del propio Golombek, más una larga lista de propuestas que recorren desde la biología de las hormigas a la física en la vida cotidiana.
Más allá de los clásicos como Carl Sagan, Stephen Hawking o Jorge Wagensberg, otras editoriales dedican parte de su catálogo a los libros de ciencia para público general, como Katz Editores ( Qué es el altruismo , de L. Dugatkin, A cada cual su cerebro , de F. Ansermet y P. Magistretti) y Tusquets ( La simetría y la belleza del universo , de L. Lederman y C. Hill).
Algunas obras son más exigentes, como Biotecnología , de la Universidad Nacional de Quilmes, y otras, cercanas a las vivencias de los adolescentes, como La física de los superhéroes , de J. Kakalios (Editorial Ma Non Troppo).
En el caso de los libros dedicados a los más chicos, antes de comprarlos la Asociación Nacional de Maestros de Ciencias de los Estados Unidos aconseja verificar si el autor es prestigioso, si el contenido es coherente, si las fotos e ilustraciones son fáciles de seguir, si el lenguaje es adecuado y si las experiencias sugeridas son seguras.
En fin, la lista de posibilidades es inagotable, pero queda claro que la lectura no tiene desperdicios: al final de cuentas, un libro nos llevará más lejos que cualquiera de nuestros viajes... En mi caso particular, leer en la playa sigue siendo un deporte insuperable. Aunque por ahora sólo sea algo así como un recuerdo del futuro.