jueves, octubre 11, 2007
- DETESTABLE -

Piquetes, prepotencia y muerte
Era tan previsible que en algún momento iba a ocurrir un incidente grave por causa de la prepotencia que se manifiesta en los piquetes que hasta se podría apelar a un lugar común: "estaba escrito". Una ambulancia que llevaba sangre de Resistencia, Chaco, a la ciudad de Corrientes, para un enfermo agonizante, fue detenida por un grupo de piqueteros que le impidió el paso y agredió al conductor. Aunque todavía no ha quedado en claro si obedeció a esa circunstancia, lo cierto es que el paciente murió.
El desdén por el prójimo o, si así se prefiere, la soberbia implícita en esa actitud, son la característica de los grupos que por una u otra razón bloquean calles, avenidas, accesos a edificios o fábricas, rutas o puentes, con la generalizada cobertura de las más absolutas tolerancia e impunidad. Sustentan la arbitraria suposición de que sus demandas están por sobre las urgencias o las necesidades ajenas. Impávidos, impiden el paso y en forma reiterada hasta han llegado a la amenaza de tomar represalias sobre quienes, con toda razón, protestan por ese comportamiento intemperante y se resisten a acatarlo.
Más de una vez en esta columna editorial se alertó sobre las consecuencias graves que podría llegar a acarrear esa grave inconducta cívica, una actitud profundamente antisocial. Tales prevenciones se han convertido en realidad.
Una agrupación piquetera suele bloquear el puente General Belgrano, que comunica las ciudades de Resistencia y Corrientes. Hace poco más de una semana, una ambulancia que transportaba la sangre requerida con urgencia para atender a un enfermo llegó al lugar y su chofer trató de acordar que lo dejasen pasar, pero él y su vehículo, en el que también viajaba la esposa del paciente, fueron agredidos a vista y paciencia de efectivos de la Gendarmería Nacional. La sangre que transportaba la ambulancia no llegó a su destino y, horas después, falleció quien la esperaba.
Los piqueteros han desmentido esa versión: sostienen que el conductor trató de embestirlos. La directora del hospital correntino admitió que aún no se podía afirmar si la muerte había sido provocada por la falta de la sangre, pero subrayó que el hecho en sí mismo había sido irracional.
Ya hay un juez federal que investiga el incidente y un piquetero detenido, tras haber sido identificado como uno de los agresores mediante fotografías tomadas por los gendarmes y el reconocimiento visual del chofer. El magistrado ordenó peritajes médicos tendientes a determinar sí, en efecto, directa o indirectamente, el bloqueo piquetero fue la causa del luctuoso desenlace.
Al margen de cuanto pudiese determinar la Justicia, ha quedado en claro una vez más que los piquetes atentan contra la convivencia social.
Es lamentable que esas actividades marginales sean avaladas mediante la pasividad de las autoridades, demostrativa de que, para preservar sus intereses políticos, nuestros gobernantes miran hacia otro lado llegado el momento de hacer cumplir la ley y de restablecer el orden público. Hay esperanzas, por remotas que sean, de que ese incidente en particular las haga recapacitar y poner manos a la obra en cuanto sea indispensable para que los piqueteros empiecen a respetar los derechos del resto de la sociedad por los cuales demuestran tan olímpico desprecio.
Entretanto, y a despecho de las ácidas críticas vertidas por los más diversos sectores de las comunidades chaqueña y correntina con motivo de esa anárquica conducta, los integrantes del denominado Movimiento 17 de Julio, responsables del corte del puente, anunciaron que no por aquel trágico desenlace desistirán de su autoritario e ilegal proceder. Algo tan asombroso como condenable.