domingo, septiembre 09, 2007
- LOS NUMEROS -
Inaceptable justificación
Desde distintos estamentos del gobierno nacional se ha intentado desconocer o relativizar la grosera manipulación de los índices de precios por el Indec. Ante preguntas o planteamientos concretos sobre este tema, tanto el Presidente como su esposa y el jefe de Gabinete mostraron su extrañeza por las críticas -en la celebración del Día de la Industria en Parque Norte, Néstor Kirchner afirmó: "Todos saben que el Indec es creíble"-, y argumentaron a su vez que, con los menores índices de inflación, el Estado ahorra un importante monto en el pago de intereses de los títulos públicos ajustables. En la misma línea, acusaron de responder a intereses financieros o foráneos a quienes señalan y critican la manipulación de los índices.
Hay pruebas suficientes de ese falseamiento. Los propios funcionarios del Indec las han hecho públicas y además las han testimoniado frente a la Justicia. El delito es tan flagrante que no hubiera podido concebirse otra actitud del gobierno nacional que no fuera una rápida y profunda investigación, con la actuación judicial y las condenas correspondientes.
Sin embargo, el poder político parece haberse hecho cargo de la decisión de manipular los índices a juzgar por las comentadas declaraciones, y por los premios y castigos aplicados sobre las personas que intervinieron directamente. Fueron removidos los técnicos que resistieron las acciones indebidas, y fueron sostenidos o promovidos los que las ordenaron y ejecutaron. El Presidente ha ratificado su confianza al secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, quien aparece en el eje de esta cuestión y ha sido sometido a un proceso judicial iniciado por el fiscal nacional de Investigaciones Administrativas Manuel Garrido.
En su discurso en IDEA, el martes último, la primera dama y candidata presidencial reiteró los mismo argumentos. Defendió la actuación del Indec y atribuyó los cuestionamientos a "los que tienen bonos indexados". Continuando con su interpretación conspirativa dijo también: "Hay intereses. Todos ustedes saben que el 41 por ciento del total de la deuda externa argentina está valorizada a índice CER. Cada punto de inflación para los tenedores de esos títulos representa 421 millones de dólares". Minutos después de haber pronunciado estas palabras, cayó la cotización de los bonos argentinos en todos los mercados. La interpretación y el efecto no pudieron haber sido más claros.
La seriedad de un gobierno y del país impone una rectificación, pero también debe tenerse en cuenta el enorme perjuicio que se está ocasionando al conjunto de la sociedad. El aparente ahorro en los servicios de la deuda pública se contrapone al encarecimiento de toda la deuda privada y a la mayor tasa de interés que el propio gobierno y el Banco Central deben enfrentar en sus nuevas colocaciones. El famoso riesgo país se ha catapultado hacia arriba, desalentando nuevas inversiones y en consecuencia la creación de empleo. El desconocimiento de la real inflación lleva a presuponer que ésta está alcanzando cualquier nivel, incluso mayor que la real. De esto surgen pedidos de aumentos salariales y decisiones excesivas de protección de ahorros, que autoalimentan la inflación. Desde hace algunas semanas se advierte, por ejemplo, que el público está desplazando sus ahorros desde colocaciones en pesos hacia la adquisición de dólares. El Banco Central ha tenido que invertir el signo de sus intervenciones habituales y ahora debe vender reservas para que la cotización de la divisa no se dispare.
Estamos en una etapa crítica en la que se reclama con mayor intensidad la mejora en la calidad institucional. El gobierno tiene que demostrar el propósito de lograrlo, y la rectificación y corrección de todo lo actuado en el Indec le dan una oportunidad para hacerlo.