viernes, julio 06, 2007
- EN LIVERPOOL -
La tarde que cambió la historia
Hace exactamente 50 años, Liverpool vivía otra jornada de mucho calor. Y era sábado, un día ideal para los estudiantes. Esa tarde hubo un festival en la iglesia St. Peter, ubicada en el barrio Woolton, y tocaban los Quarrymen, liderados por un tal John Winston Lennon, al que seguían Pete Shotton, Nigel Walley e Ivan Vaughan, más otros escolares que entraban y salían de la formación.
Vaughan, a su vez, conocía a Paul McCartney, casi dos años menor que ellos (una enormidad para esa edad), pero lo convenció para que esa tarde se acercara a la iglesia y conociera al grupo y en particular a John. Por supuesto, también le prometió que iba a haber chicas. Y ésa resultaba ser la clave más comprometedora para Paul, que ya se jactaba de ser un conquistador.
En esos años, tres sucesos marcaban la moda de los chicos de Liverpool (y de Inglaterra, claro): Lonnie Donegan había impuesto un nuevo ritmo híbrido, el skiffle (que interpretaban los Quarrymen), una mezcla de folk negro norteamericano, country y western; en los cines se había proyectado Blackboard Jungle, que idealizaba la rebeldía de los jóvenes norteamericanos, y había llegado Elvis Presley con Heartbreack Hotel, que representaba algo muy distinto al perfil ideal de Bill Halley.
En medio de toda esa ebullición juvenil, John y Paul fueron presentados en esa fiesta parroquial, y ese encuentro marcaría a fuego no sólo a su generación sino a las que hoy despiertan al mundo.
John no tenía amigos sino seguidores. Y Vaughan era uno de ellos. Contó John: "Me dijo que quería presentarme a alguien y yo le dije que no me fastidiara". Lennon había tomado ya unas cervezas y se había puesto -otra vez- un poco agresivo. "Sin embargo -continúa John- Ivan insistió y, sin darme cuenta, me encontré frente a un niño bonito que sonrió y me tendió la mano. Y se puso a hablar de música. Yo no le hacía mucho caso hasta que agarró la guitarra."
Y ahí sí se produjo el verdadero encuentro. ¡Paul sabía afinar la guitarra y podía tocar más de tres notas! Flechazo directo. Como si eso no alcanzara, le pasó a John las notas y las letras completas de dos temas de Gene Vincent. Pronto, alguien le dijo a Paul que los Quarrymen querían que fuera parte de la banda. Por supuesto, lo invitó otro (Shotton), no John. El quería seguir siendo la primera guitarra aunque Paul fuese mejor instrumentista: le debía respeto, porque era casi dos años menor.
Lo más importante en la vida de ambos era la música, y ese encuentro entre áspero y amable produjo algo más que el cruce de dos personalidades muy distintas: esa combinación iba a generar buena parte de la música más original del siglo XX. Nada más, nada menos, aunque entonces lo único importante era poder tocar la guitarra y soñar a ser un nuevo Elvis.
Lo cierto es que los dos se hicieron uno. Al año de conocerse ya habían compuesto más de cien canciones. Los Quarrymen quedaron en el camino y nacieron los Silver Beatles. Paul quería sonar bien, profesional. Y con la llegada de George Harrison (¡que tocaba la guitarra mejor que los dos!) y Ringo Starr en reemplazo de Pete Best, quedó conformada la banda.
El resto es historia conocida. El sacudón de los Beatles todavía mueve al mundo.
Por Daniel Amiano
La Nación