miércoles, julio 18, 2007
- CINEMA -
La ciencia del séptimo arte
Por Nora Bär
La Nación
El cine es probablemente la más popular de todas las formas de creación artística: cada año se venden en todo el mundo más de diez mil millones de entradas.
Pero precisamente porque las películas nos hacen soñar y reflexionar, y sus historias ocupan un lugar muy importante en el imaginario colectivo, los científicos no están muy contentos con la imagen que ofrecen de su trabajo.
En la mayoría de los films, los investigadores aparecen como genios locos (el matemático John Nash en Una mente brillante ), esotéricos ineptos que viven en su propio mundo (Doc Brown en Volver al futuro ) o personajes perversos (Green Goblin en el Hombre Araña )... Pero además los argumentos pasan por alto hasta los más básicos principios científicos. (En Wikipedia hasta hay una entrada para el giro Hollywood Science y se explica como "término que se aplica a principios científicos malinterpretados, ignorados o despreciados por la industria cinematográfica.)
En los últimos seis meses, dos físicos de la Universidad de Florida, C. F. Efthimiou y R. A. Llewellyn, produjeron un par de trabajos que analizan algunos de los errores más flagrantes de la pantalla grande, pero además muestran cómo aprovecharlos para plantear problemas de física que entretengan, desafíen y cautiven a los estudiantes ( http://xxx.arxiv.org/abs/0707.1167 y http://arxiv.org/abs/physics/0608058 ). Entre otros ejemplos, demuestran porqué el ómnibus de Máxima velocidad jamás habría podido saltar sobre el abismo que interrumpe el puente y por qué Superman tampoco hubiera cambiado la flecha del tiempo girando a gran velocidad en sentido contrario al de la rotación de la Tierra. "Por qué el director relaciona la dirección de la rotación terrestre con la del tiempo es un misterio -se preguntan-. ¿Por qué no la dirección de la rotación de la Tierra en torno del Sol? ¿O la de la Luna en torno de la Tierra?"
Más allá de la ficción, para Efthimiou y Llewellyn estos sinsentidos no son inocuos, sino que contribuyen al analfabetismo científico y al poco interés de los jóvenes en la investigación. Sin embargo, Philip Ball, que comenta sus trabajos en la edición electrónica de Nature, disiente: para él, las rutinarias violaciones físicas perpetradas por Hollywood son el equivalente moderno de los mitos griegos o de los cuentos de hadas. "Dudo que un científico que describe sus resultados frente a una computadora pueda competir con el Hombre Araña volando alrededor de Manhattan -opina-. Y así es como tiene que ser, porque no se supone que la fantasía esté constreñida por las leyes mundanas que confunden a los científicos en el laboratorio."
Puede ser, aunque convengamos en que la realidad es frecuentemente más "fantástica" que la ficción...