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martes, febrero 20, 2007
- El problema de los sustitutos -
Biocombustibles: política y economía
Por Juan Carlos de Pablo
Por definición, los recursos no renovables eventualmente se agotan. Lo cual implica que a menos que un cambio tecnológico los sustituya por completo (ejemplo: que se inventen autos que no necesitan nafta para caminar), eventualmente deberán ser sustituidos por otros recursos no renovables, o por recursos renovables.
De manera que en el actual movimiento tendiende a dejar de producir combustibles en base a petróleo, para comenzar a producirlos en base a granos (los denominados "biocombustibles"), las consideraciones económicas no pueden ser dejadas de lado.
Las consideraciones políticas tampoco. El 23 de enero pasado el presidente Bush, ante la Asamblea Legislativa de su país, pronunció el discurso denominado "El estado de la Unión". El interés general se concentró en la cuestión de Irak, y en cómo las palabras presidenciales serían recibidas por parte de un Parlamento que luego de la elección de medio período celebrada en noviembre de 2006, en ambas cámaras tiene mayoría el partido Demócrata (Bush es Republicano).
Pero en el referido discurso Bush le dedicó nada menos que 8 párrafos a la cuestión energética, ubicando el aspecto político en el centro de su análisis y propuestas. En sus palabras: "Durante demasiado tiempo hemos dependido de petróleo importado. Y esta dependencia nos deja a merced de regímenes hostiles, y de terroristas que pueden utilizar el sabotaje a los envíos de petroleo para aumentar el precio del producto y afectar nuestra economía".
"Está en nuestro interés vital que diversifiquemos la oferta de energía, y la forma de hacerlo es a través de la tecnología. Hemos hecho grandes progresos, pero deberíamos reducir en 20% el consumo de gasolina en la próxima década, lo cual nos permitiría reducir en _ partes las importaciones de petróleo del Medio Oriente. Para lo cual deberíamos obligar a utilizar 35 mil millones de galones de combustibles renovables o alternativos para 2017".
A su vez en nuestro país el pasado 9 de febrero fue reglamentada la ley 26.093, dictada en 2006. Según esta disposición, para 2010 en Argentina las naftas deberán contener 5% de bioetanol, producido a partir de maíz o caña de azúcar, y el gasoil 5% de biodiesel, elaborado a partir de aceite vegetal.
Estados Unidos es un país importador neto de petróleo, Argentina es un país exportador neto de petróleo (aunque si seguimos adelante con la actual "política" energética, en poco tiempo más nos convertiremos en otro país importador neto de petróleo). Parecería que las consideraciones de naturaleza política son distintas en los casos de Estados Unidos y Argentina.
Las consideraciones políticas llevarían a producir energía más cara, en base a granos que en base a petróleo, pero reduciendo los riesgos que se acaban de mencionar. ¿A qué precio relativo entre petróleo y granos, la consideración política deja de ser onerosa desde el punto de vista económico?
En las líneas que siguen me quiero concentrar en las implicancias económicas.
Para simplificar, supongamos que la tasa de crecimiento de la economía mundial es independiente del combustible que utiliza, de manera que el análisis que sigue se puede concentrar en los efectos de sustitución entre producir combustibles en base a petróleo, o hacerlo en base a granos.
Cualquiera se da cuenta que la sustitución bajo análisis tiene ganadores y perdedores. Siempre ocurre, por eso el concepto de "destrucción creativa" de Joseph Allois Schumpeter, me parece mucho más importante que el "óptimo" de Vilfredo Pareto. La apertura del canal de Suez entusiasmó a los productores y consumidores de bienes comercializados, pero le complicó la vida a los fabricantes de barcos, y a quienes lucraban con la demora en el transporte.
Si el combustible se va a producir en base a granos, y no en base a petróleo, los fabricantes de granos estarán chochos, porque aumentará la demanda por su producto, en tanto que los extractores de petróleo no lo estarán. Algunos insumos se podrán utilizar en ambos casos (tanto productores de granos como de petróleo necesitan computadoras), los fabricantes de insumos específicos para la industria del petróleo, incluyendo a los dueños de los campos debajo de los cuales yace el "oro negro", no van a estar tan contentos.
La sustitución bajo análisis no solamente tiene implicancias sectoriales sino también geográficas. Porque existe petróleo en ciertos países y se cultivan granos en otros (y sólo en contados casos, los países son los mismos). El presidente Bush descuenta que los regímenes políticos que rigen en los países productores de granos, serán más "razonables" que los que existen en los países petroleros. Por ahora razones no le faltan, pero habría que analizar si los regímenes políticos existentes en los países petroleros no dejaron de ser razonables precisamente cuando aumentó el precio del petróleo, y si no cabría esperar algo parecido en los regímenes políticos de los países productores de granos.
Pero esto no es todo. Porque si el aumento de la demanda de granos, ahora que se agregan las compras de quienes fabrican combustibles, eleva los precios –y nadie piensa que los productos agrícolas se elaboran con rendimientos constantes–, entonces sufrirán los consumidores de granos, y también quienes los utilizan como insumo para fabricar otros productos. Me refiero, por una parte, a quien consume pochoclo, y también a quien fabrica pollos, los cuales también comen maíz.
Como se ve, detrás de la decisión de abandonar paulatinamente la producción de combustibles en base a petróleo, para volcarse a la producción en base a granos, hay implicancias políticas y económicas. Como de costumbre, las implicancias económicas generan ganadores y perdedores. ¿Cómo se revolverá el conflicto, en este caso?
Por Juan Carlos de Pablo
Por definición, los recursos no renovables eventualmente se agotan. Lo cual implica que a menos que un cambio tecnológico los sustituya por completo (ejemplo: que se inventen autos que no necesitan nafta para caminar), eventualmente deberán ser sustituidos por otros recursos no renovables, o por recursos renovables.
De manera que en el actual movimiento tendiende a dejar de producir combustibles en base a petróleo, para comenzar a producirlos en base a granos (los denominados "biocombustibles"), las consideraciones económicas no pueden ser dejadas de lado.
Las consideraciones políticas tampoco. El 23 de enero pasado el presidente Bush, ante la Asamblea Legislativa de su país, pronunció el discurso denominado "El estado de la Unión". El interés general se concentró en la cuestión de Irak, y en cómo las palabras presidenciales serían recibidas por parte de un Parlamento que luego de la elección de medio período celebrada en noviembre de 2006, en ambas cámaras tiene mayoría el partido Demócrata (Bush es Republicano).
Pero en el referido discurso Bush le dedicó nada menos que 8 párrafos a la cuestión energética, ubicando el aspecto político en el centro de su análisis y propuestas. En sus palabras: "Durante demasiado tiempo hemos dependido de petróleo importado. Y esta dependencia nos deja a merced de regímenes hostiles, y de terroristas que pueden utilizar el sabotaje a los envíos de petroleo para aumentar el precio del producto y afectar nuestra economía".
"Está en nuestro interés vital que diversifiquemos la oferta de energía, y la forma de hacerlo es a través de la tecnología. Hemos hecho grandes progresos, pero deberíamos reducir en 20% el consumo de gasolina en la próxima década, lo cual nos permitiría reducir en _ partes las importaciones de petróleo del Medio Oriente. Para lo cual deberíamos obligar a utilizar 35 mil millones de galones de combustibles renovables o alternativos para 2017".
A su vez en nuestro país el pasado 9 de febrero fue reglamentada la ley 26.093, dictada en 2006. Según esta disposición, para 2010 en Argentina las naftas deberán contener 5% de bioetanol, producido a partir de maíz o caña de azúcar, y el gasoil 5% de biodiesel, elaborado a partir de aceite vegetal.
Estados Unidos es un país importador neto de petróleo, Argentina es un país exportador neto de petróleo (aunque si seguimos adelante con la actual "política" energética, en poco tiempo más nos convertiremos en otro país importador neto de petróleo). Parecería que las consideraciones de naturaleza política son distintas en los casos de Estados Unidos y Argentina.
Las consideraciones políticas llevarían a producir energía más cara, en base a granos que en base a petróleo, pero reduciendo los riesgos que se acaban de mencionar. ¿A qué precio relativo entre petróleo y granos, la consideración política deja de ser onerosa desde el punto de vista económico?
En las líneas que siguen me quiero concentrar en las implicancias económicas.
Para simplificar, supongamos que la tasa de crecimiento de la economía mundial es independiente del combustible que utiliza, de manera que el análisis que sigue se puede concentrar en los efectos de sustitución entre producir combustibles en base a petróleo, o hacerlo en base a granos.
Cualquiera se da cuenta que la sustitución bajo análisis tiene ganadores y perdedores. Siempre ocurre, por eso el concepto de "destrucción creativa" de Joseph Allois Schumpeter, me parece mucho más importante que el "óptimo" de Vilfredo Pareto. La apertura del canal de Suez entusiasmó a los productores y consumidores de bienes comercializados, pero le complicó la vida a los fabricantes de barcos, y a quienes lucraban con la demora en el transporte.
Si el combustible se va a producir en base a granos, y no en base a petróleo, los fabricantes de granos estarán chochos, porque aumentará la demanda por su producto, en tanto que los extractores de petróleo no lo estarán. Algunos insumos se podrán utilizar en ambos casos (tanto productores de granos como de petróleo necesitan computadoras), los fabricantes de insumos específicos para la industria del petróleo, incluyendo a los dueños de los campos debajo de los cuales yace el "oro negro", no van a estar tan contentos.
La sustitución bajo análisis no solamente tiene implicancias sectoriales sino también geográficas. Porque existe petróleo en ciertos países y se cultivan granos en otros (y sólo en contados casos, los países son los mismos). El presidente Bush descuenta que los regímenes políticos que rigen en los países productores de granos, serán más "razonables" que los que existen en los países petroleros. Por ahora razones no le faltan, pero habría que analizar si los regímenes políticos existentes en los países petroleros no dejaron de ser razonables precisamente cuando aumentó el precio del petróleo, y si no cabría esperar algo parecido en los regímenes políticos de los países productores de granos.
Pero esto no es todo. Porque si el aumento de la demanda de granos, ahora que se agregan las compras de quienes fabrican combustibles, eleva los precios –y nadie piensa que los productos agrícolas se elaboran con rendimientos constantes–, entonces sufrirán los consumidores de granos, y también quienes los utilizan como insumo para fabricar otros productos. Me refiero, por una parte, a quien consume pochoclo, y también a quien fabrica pollos, los cuales también comen maíz.
Como se ve, detrás de la decisión de abandonar paulatinamente la producción de combustibles en base a petróleo, para volcarse a la producción en base a granos, hay implicancias políticas y económicas. Como de costumbre, las implicancias económicas generan ganadores y perdedores. ¿Cómo se revolverá el conflicto, en este caso?
