martes, noviembre 07, 2006
- POR LA CIUDAD -
El fin de la tolerancia
La oposición en la Legislatura porteña alcanzó este año un protagonismo indiscutible en el manejo de los destinos de la ciudad. Primero, con la destitución de Aníbal Ibarra; ahora, con el rechazo unánime del presupuesto para 2007 remitido por el Poder Ejecutivo, que obligó a Jorge Telerman a esconder la audacia bajo la alfombra y echar del Ministerio de Hacienda a Guillermo Nielsen.
Quedó en evidencia así que concluyó el período de tolerancia entre el mandatario porteño y el Poder Legislativo, que durante los primeros meses de la nueva administración intentó despojarse de cualquier atisbo de desestabilización y sancionó varias leyes reclamadas por el Poder Ejecutivo: la ley de ministerios, la ampliación presupuestaria para el ejercicio 2006, la atrasada ley de educación sexual integral y la reforma del Código de Faltas. También quedó en evidencia la debilidad de la gestión de Telerman, que, sin diputados propios o aliados, debe consensuar con la Legislatura las políticas públicas para la Capital.
En ese contexto, la proyección de gastos e ingresos para 2007, año electoral, se convirtió en un caso de extrema sensibilidad: ni el macrismo ni el kirchnerismo -que confían en su capacidad para acceder por el voto a la jefatura de gobierno- desean recibir una ciudad deficitaria y endeudada que los condene a subir los impuestos al llegar al poder.
¿Cuál es el presupuesto que los diputados están dispuestos a aprobar? Un presupuesto sin déficit y que elimine el endeudamiento; para esto, dicen, resultará necesario recalcular los ingresos y reducir los gastos. Los operadores políticos legislativos ya han transmitido estos lineamientos a Telerman. Y el jefe de gobierno, a juzgar por sus más recientes declaraciones, ha sido receptivo.
Lo confirmó ayer el flamante sucesor de Nielsen, Sergio Beros, en una reunión protocolar que mantuvo tras asumir con autoridades de la Comisión de Presupuesto de la Legislatura. Beros dio muestras de la buena voluntad del Poder Ejecutivo para revisar los números en pos de los objetivos planteados por la mayoría opositora del cuerpo.
Si bien no será la Legislatura la que redacte la nueva proyección presupuestaria, el borrador igual contendrá, en buena medida, exigencias del arco opositor. Por ejemplo, gastos e ingresos equiparados (déficit cero) en alrededor de 9300 millones de pesos. Esa fue la cifra recaudada este año y existe una expectativa de recaudación similar para 2007, sumados los ingresos tributarios y los no tributarios (ejecuciones judiciales, capitalización de bonos y tasas, entre otros). Otro ejemplo: una disminución de gastos en obra pública, principalmente por la reducción del monto destinado a la compra de vagones para el subte.
Por otro lado, para cancelar los vencimientos por entre $ 650 y 700 millones que deberá afrontar la ciudad en 2007, los diputados proponen destinar los aproximadamente $ 900 millones -hoy hay 400, a los que habrá que sumar unos 500 de subejecución presupuestaria en 2006- ahorrados en el Banco Ciudad, en lugar de emitir nueva deuda, como proponía el presupuesto refrendado por Nielsen.
Telerman no cuenta con un margen de maniobra suficiente como para negarse a esas adecuaciones. Es que la tolerancia gratuita y despojada de críticas hacia su administración ha terminado.
Por Angeles Castro
La Nación